LE IMPUSIERON TRES AÑOS DE CÁRCEL, AUNQUE LA SENTENCIA TODAVÍA NO ESTÁ FIRME
Se trata de Mauro Gaspar, un comerciante que admitió haber sometido a tocamientos sexuales a dos nenas que tenían 7 y 9 años al momento de los hechos (una en 2012 y la otra en 2018). Duras expresiones de los padres de las víctimas en el final.
Los integrantes de la Cámara del Crimen de Villa María le aplicaron ayer una condena de tres años de prisión a un villanovense que manoseó a dos nenas en diferentes hechos ocurridos en la vecina ciudad, aunque la sanción penal no se hizo efectiva porque la sentencia no está firme.
Al cabo de un juicio realizado a puertas cerradas, Mauro David Gaspar (42) fue declarado culpable de un hecho de “abuso sexual sin acceso carnal” y otros 12 episodios de “abuso sexual sin acceso carnal, continuado”, cometidos en 2012 (el primero) y en 2018 (los restantes), en perjuicio de dos niñas que, al momento de los hechos, tenían 7 y 9 años, respectivamente.
Gaspar, nacido en Villa Nueva el 31 de diciembre de 1980, y actualmente domiciliado en calle Buenos Aires al 1000, en barrio Residencial América, compareció en libertad y a poco de iniciado el debate admitió haber sometido a las víctimas a tocamientos y manoseos impúdicos en fechas no precisadas con exactitud, pero durante los años antes descriptos.
A pesar de que el disoluto individuo confesó los hechos (“me hago cargo de lo que se me acusa”, dijo escuetamente al declarar), el juicio no se hizo bajo la modalidad de trámite abreviado porque las partes no llegaron a un acuerdo en cuanto al monto de la pena a solicitar en sus alegatos.
Ronda de alegatos
El fiscal Francisco Márquez pidió que se le impusiera una condena de tres años de prisión y que se ordenara la detención de Gaspar en la sala. A su turno, la abogada María Teodora Perassi Silva, representante de los padres de las dos niñas (se constituyeron en la causa como querellantes particulares), reclamó una sanción de cuatro años de cárcel de cumplimiento efectivo. Y finalmente, los codefensores Marcelo Martín Silvano y Alfonso José Martín (padre e hijo) solicitaron una pena de dos años de prisión en suspenso y que, por lo tanto, su cliente mantuviera la libertad.
Finalmente, los camaristas Félix Martínez (presidente del tribunal), Eve Flores y María Soledad Dottori, impusieron la condena requerida por el Ministerio Público y añadieron que la misma “se efectivizará al momento de quedar firme la sentencia”. Previo a ello, los magistrados darán a conocer los fundamentos del veredicto el 2 de noviembre y, a partir de allí, las partes dispondrán de 15 días para interponer un recurso de casación.
Lo resolverá el TSJ
Casi con seguridad, la Defensa de Gaspar casará la sentencia, por lo que el fallo no quedará firme. Y entonces será el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Provincia de Córdoba el que, oportunamente, resolverá si la pena a aplicar es de cumplimiento efectivo o de ejecución condicional.
Por lo pronto, Mauro Gaspar, quien tiempo atrás se dedicaba al reparto de mercaderías varias y era dueño de una despensa, pero actualmente se gana la vida realizando fletes, continuará en libertad y quedará a la espera de lo que la Justicia disponga.
En relación con el primero de los hechos (2012), cabe señalar que el comerciante villanovense estuvo detenido por espacio de un mes y medio. Y a fines de 2018, cuando los padres de la segunda víctima lo denunciaron por los abusos cometidos ese mismo año en al menos 12 oportunidades (por eso el delito es “continuado”), se reactivó aquel viejo proceso que estuvo a punto de prescribir por el paso del tiempo.
Desgraciadamente, debieron pasar casi cinco años para que toda la causa llegara a juicio.
Antes del veredicto
Previo al dictado de la sentencia, el tribunal les concedió a los querellantes la “penúltima palabra”, y al confeso abusador la “última palabra”.
En esa instancia se expresaron las mamás de las dos niñas y el papá de una de ellas (el otro no pudo hacerlo, embargado por la angustia y el dolor), y los tres fueron contundentes: consideraron que Gaspar “mató en vida” a las dos víctimas y que “nada repara el daño causado” en la salud mental de ambas.
“A mi hija le arruinó la infancia, la condenó a perpetuidad”, señaló compungida una de las progenitoras y coincidió con la mamá de la otra al exponer que ambas están “bajo tratamiento psicológico” por el padecimiento que les generó los abusos que sufrieron.
Por último, cabe aclarar que las menores no tienen relación de parentesco con Gaspar.