CAMPO- ÍNDICE DE CONFIANZA AG BAROMETER AUSTRAL

La última edición del Ag Barometer Austral refleja un escenario de confianza moderada entre los productores agropecuarios, en un contexto marcado por la incertidumbre económica y política. Si bien la percepción general del negocio se mantiene en terreno positivo, las expectativas de inversión en activos fijos muestran una nueva caída, con un 68% de los productores que considera que no es un buen momento para invertir.

El relevamiento también registró una pregunta especial vinculada al clima electoral, donde el 47% de los encuestados cree que La Libertad Avanza podría revertir la derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires, mientras que el 53% considera que el resultado nacional será de derrota para el oficialismo. A pesar de las tensiones propias del proceso electoral, predomina entre los productores una mirada optimista hacia el futuro y una confianza prudente en la evolución del negocio agropecuario.

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Rosario, Santa Fe; octubre de 2025 – A pesar de una leve caída, la confianza de los productores agropecuarios se mantiene en terreno positivo, según la última edición del Ag Barometer Austral, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. La encuesta, que sondeó el ánimo de los productores durante los meses de septiembre y octubre, revela que el optimismo del sector se fundamenta más en las expectativas hacia el futuro que en la situación presente, aunque muestra un deterioro sostenido a lo largo de 2025 respecto del año anterior.

“El sector sigue mostrando confianza en el futuro, pero la desaceleración económica y el aumento de las tasas de interés están afectando la percepción sobre el presente”, explicó Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos. “El contexto electoral genera además cierta cautela en las decisiones de inversión”, agregó.

Un año político con impacto económico

En un año político marcado por las elecciones legislativas nacionales, el informe señala que el Gobierno ha privilegiado la baja de la inflación como su principal activo electoral, utilizando el mantenimiento del tipo de cambio y el equilibrio fiscal como herramientas centrales. Sin embargo, la demanda de dólares para dolarizar carteras -un fenómeno habitual en los períodos electorales argentinos- llevó a una suba de tasas de interés “astronómicas”, que impactó negativamente en el consumo y la inversión.

“Las tasas elevadas y la desaceleración del nivel de actividad están golpeando al conjunto de la economía, aunque el agro sigue mostrándose como uno de los sectores más dinámicos”, destacó Steiger.

En este contexto, las expectativas del sector agropecuario son más favorables que las del resto de la economía. Para la campaña 2025/26, se proyecta un aumento del área sembrada del 1,9% y una producción total estimada de 142,6 millones de toneladas, “una de las más altas de la historia”, según remarca la encuesta. Además, las excelentes perspectivas del mercado internacional de carnes se traducen en muy buenas rentabilidades para los productores ganaderos, sobre todo en cría y recría.

El componente electoral: confianza y dudas

Como en cada edición, el Ag Barometer incluyó una pregunta especial, vinculada esta vez al escenario electoral: ¿Cree usted que La Libertad Avanza (LLA), en las elecciones legislativas nacionales del mes de octubre, va a poder revertir la derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires?

El 47% de los productores respondió que sí, mientras que el 53% consideró que el resultado no se modificará.

Entre quienes confían en una recuperación electoral, predomina una mirada optimista, basada más en la confianza hacia el rumbo económico del Gobierno que en un análisis político tradicional. La mayoría argumenta que en Buenos Aires votó todo el electorado kirchnerista, mientras que una parte del voto libertario se abstuvo, por lo que esperan que una mayor participación en una elección nacional modifique el resultado.

También se destaca la idea de que el interior del país podría equilibrar la balanza, ya que los votantes rurales y del interior productivo se sienten más representados por las políticas oficiales. Otros mencionan que las medidas económicas recientes, como la reducción de retenciones y ciertas acciones de alivio social, mejoraron la percepción general del Gobierno, sumado a la expectativa de una comunicación más efectiva y eventuales alianzas que amplíen su base de apoyo.

Por su parte, quienes creen que el oficialismo no logrará revertir la derrota citan como razones principales el desgaste de gestión, la pérdida de credibilidad y el malestar económico que aún atraviesa amplios sectores sociales. También aluden a la mayor organización de la oposición y a la impaciencia frente a un proceso de cambio percibido como lento.

En síntesis, predomina una visión de optimismo moderado, donde la esperanza de continuidad y la confianza en el voto del interior contrastan con la prudencia de quienes advierten que la situación económica podría incidir negativamente en los resultados de octubre.

Preocupación a largo plazo: el fantasma del populismo

El Ag Barometer también revela un dato que trasciende el presente: al 84% de los productores agropecuarios les preocupa la posibilidad de un triunfo de un candidato de extracción populista en 2027.

Aunque faltan más de dos años para las elecciones presidenciales, el recuerdo de las políticas aplicadas por gobiernos anteriores de ese signo político (como prohibiciones de exportaciones, suba de retenciones y controles cambiarios) sigue muy presente en la memoria del sector.

Los productores valoran especialmente el equilibrio fiscal, la reducción de la brecha cambiaria y la promesa de eliminar las retenciones cuando la situación fiscal lo permita.

En este sentido, Steiger destacó: “El productor argentino asocia estabilidad con previsibilidad. No quiere volver a un escenario de déficit fiscal financiado con emisión, que ya nos llevó a las puertas de la hiperinflación en 2023”.

Expectativas de inversión: más cautela en el corto plazo

El informe muestra un empeoramiento del ánimo de los productores para realizar inversiones en activos fijos en el corto plazo.

Las expectativas de inversión se ubican por debajo de 100 puntos, ya que un 68% de los productores considera que no es un buen momento para invertir, frente a un 32% que mantiene una visión positiva.

Esta tendencia descendente comenzó en marzo de 2025, luego de Expoagro, y está asociada al deterioro de las expectativas macroeconómicas por el alza de las tasas de interés, una variable clave al evaluar proyectos de inversión. También inciden las dudas sobre la sostenibilidad de la política cambiaria, que elevan el riesgo de tomar créditos en dólares -una opción que en marzo parecía la más atractiva-.

Steiger advirtió que “esta caída de la inversión no solo afecta la actividad económica en el corto plazo, sino que también impacta sobre la productividad y el crecimiento del sector a mediano y largo plazo”.

Ganadería: muy buenas expectativas de rentabilidad

En contraste, la ganadería argentina atraviesa un momento favorable, con precios altos en toda la cadena impulsados por la demanda internacional y una oferta interna limitada por la reducción del stock vacuno.

El 89% de los productores considera que la rentabilidad de la cría será buena o muy buena en los próximos 12 meses, y el 82% opina lo mismo para las actividades de recría.

Estas percepciones se alinean con los datos del Índice Ternero del ROSGAN, que en octubre de 2025 se ubica cerca de sus máximos históricos.

Además, los meses de octubre suelen mostrar alzas estacionales respecto de los promedios anuales, lo que refuerza el escenario positivo para las actividades de cría y recría.

Esta tendencia también se refleja en los mercados de novillos terminados, donde los precios del Mercado de Cañuelas -en la semana finalizada el 17 de octubre- confirmaron la firmeza de los valores.

Decisiones comerciales y fertilización

Finalmente, la encuesta señala que la baja temporal de retenciones a cero, aplicada el 22 de septiembre y vigente por tres días, no modificó significativamente las estrategias de venta de los productores.

En cambio, sí se observa una tendencia creciente en la aplicación de fertilizantes para la campaña gruesa, tanto nitrogenados como fosfatados, lo que refleja una apuesta prudente pero sostenida a la mejora de rendimientos.