El líder norteamericano afirmó en la carta que le envió al presidente brasileño que el trato judicial a Bolsonaro “es una vergüenza internacional”; el líder brasileño prometió reciprocidad
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WASHINGTON.- La pelea retórica entre Donald Trump y Luiz Inacio Lula da Silva, que había escalado en los últimos días en medio de las amenazas tarifarias del presidente republicano, quebró una barrera este miércoles y derivó en una pelea abierta entre dos pesos pesados del continente, con la imposición por parte del magnate de una tarifa de 50% a todas las importaciones brasileñas.
Lula no se quedó atrás y reaccionó con un largo posteo en X, en el que afirmó que “cualquier medida de elevación unilateral de tarifas será respondida a la luz de la Ley de Reciprocidad Económica brasileña”.
“Brasil no ha sido bueno para nosotros, no ha sido bueno en absoluto”, había advertido este miércoles Trump al ser consultado sobre el alcance de sus aranceles al país sudamericano. Horas después, confirmó la cifra que se empezará a aplicar desde el 1° de agosto en una dura carta que le envió a Lula, en la que criticó el proceso judicial que enfrenta el expresidente Jair Bolsonaro. Como consecuencia de los gravámenes -lo más altos anunciados hasta ahora por Trump en su ronda de misivas-, el real brasileño se depreció cerca de 2% respecto al dólar.
En su carta a Lula, Trump volvió a defender a su aliado Bolsonaro y reiteró que es blanco de una “caza de brujas”, una acusación que ya había abierto un fuerte cruce diplomático con el gobierno brasileño en las últimas horas.
“Conocí y traté con Bolsonaro, y lo respetaba mucho, al igual que la mayoría de los otros líderes de países. La forma en la que Brasil trató al expresidente, un líder altamente respetado en todo el mundo durante su mandato, incluido por Estados Unidos, es una vergüenza internacional. Este juicio no debería estar ocurriendo. Es una cacería de brujas que debe terminar inmediatamente”, afirmó Trump en la carta, con un contenido distinto al de otras misivas enviadas a diferentes gobiernos desde el lunes, en la que mezcló razones comerciales y políticas.
Los esfuerzos del presidente norteamericano por usar los aranceles para ejercer presión por el juicio a Bolsonaro es un paso extraordinario del uso de su política de gravámenes.
“Debido en parte a los ataques insidiosos de Brasil a las elecciones libres y a los derechos fundamentales de la libertad de expresión de los estadounidenses […] cobraremos a Brasil un arancel del 50% sobre todos y cada uno de los productos brasileños enviados a Estados Unidos”, señaló Trump en la misiva.
“Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptarán ser controladas por nadie”, contestó Lula en su posteo. “El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales”, añadió.
Trump también había apuntado a la relación comercial con Brasil. “Llegamos a la conclusión de que debemos alejarnos de la relación comercial de larga data y muy injusta engendrada por las políticas arancelarias y no arancelarias y las barreras comerciales de Brasil. Nuestra relación ha estado, por desgracia, lejos de ser recíproca”, dijo en la carta.
Estados Unidos tuvo un superávit comercial de 650 millones de dólares con Brasil en los tres primeros meses del año, sobre unos 20.000 millones de dólares de comercio entre ambas naciones, según la Cámara de Comercio Estadounidense para Brasil. Así, la primera potencia global revirtió el déficit con Brasil de principios de 2024.
“La información sobre el supuesto déficit estadounidense en la relación comercial entre Brasil y Estados Unidos es falsa. Las propias estadísticas del gobierno estadounidense demuestran un superávit de US$410.000 millones en el comercio de bienes y servicios con Brasil en los últimos 15 años”, afirmó Lula.
La tarifa del 50% a Brasil anunciada por Trump está muy por encima del 10% del impuesto básico universal que había anunciado el presidente para el país sudamericano el 2 de abril pasado, en el llamado “Día de la Liberación”.
En otro mensaje a Lula, Trump escribió: “Por favor, comprenda que el número del 50% es mucho menos de lo que se necesita para tener el campo de juego nivelado que debemos tener con su país. Y es necesario contar con esto para rectificar las graves injusticias del régimen actual».
El anuncio de Trump ocurrió después de que la cancillería brasileña convocara al encargado de negocios de la embajada estadounidense por el respaldo de la legación diplomática a las críticas del magnate sobre las acciones judiciales en relación a Bolsonaro, máximo enemigo político de Lula.
La embajada de Estados Unidos en Brasilia había apoyado en un comunicado divulgado este miércoles la declaración en redes sociales en la que Trump criticó la actuación de la Justicia brasileña en relación con el expresidente, procesado por tentativa de golpe de Estado en los ataques del 8 de enero de 2023 a los edificios gubernamentales.
“Bolsonaro y su familia han sido socios fuertes de Estados Unidos. La persecución política contra él, su familia y sus partidarios es vergonzosa e irrespeta las tradiciones democráticas de Brasil. Reforzamos la declaración del presidente Trump. Estamos monitoreando de cerca la situación”, adviritió la embajada de Estados Unidos en la nota emitida por su oficina de prensa.
Tras la declaración, que irritó al gobierno de Lula, Itamaraty decidió convocar al encargado de negocios de la embajada estadounidense en Brasil, Gabriel Escobar, para que dé explicaciones por la enérgica defensa del líder ultraderechista, estrecho aliado de Trump. Escobar es el responsable de la legación diplomática en ausencia de un embajador.
La convocatoria de un representante de la embajada, en términos diplomáticos, es una demostración clara de desagrado con una situación particular. Según publicó el diario brasileño O Globo, no hay información sobre si la embajadora brasileña en Washington, Maria Luiza Viotti, viajará a Brasilia.
El comunicado de la embajada norteamericana siguió el tono adoptado por Trump en mensajes que publicó el lunes pasado y en la noche del martes en su red, Truth Social, una de sus vías predilectas de comunicación.
“Voy a estar muy atento a la caza de brujas contra Bolsonaro, su familia y miles de sus seguidores. El único juicio que debería existir es el juicio de los votantes de Brasil -se llama una elección-. ¡Dejen en paz a Bolsonaro!”, escribió sobre su aliado, quien cuando irrumpió como candidato presidencial fue apodado como “Trump de los trópicos”.
El presidente norteamericano también sostuvo que “Brasil está tratando de forma terrible al expresidente” y dijo que observó, “al igual que el mundo, cómo no han hecho otra cosa que perseguirlo, día tras día, noche tras noche, mes tras mes, año tras año”.
“¡Él no es culpable de nada, salvo de haber luchado por el pueblo!”, afirmó Trump. Su primer mensaje motivó una inmediata respuesta de Lula, quien le dio carácter institucional a las críticas y reaccionó mediante una nota oficial de la presidencia brasileña.
El mensaje del presidente norteamericano fue bien recibido por Bolsonaro, quien se pronunció pocas horas después en sus redes sociales. “Recibí con mucha alegría la nota de Trump”, dijo, y acusó a la Justicia brasileña de impulsar una “aberración jurídica” en su contra. “Este proceso en el que respondo es una clara persecución política, ya percibida por todos los que tienen buen juicio”, aseguró.
El exmandatario también estableció un paralelismo con Trump. “El ilustre presidente y amigo ya pasó por algo semejante, fue implacablemente perseguido, pero venció para el bien de Estados Unidos y decenas de países verdaderamente democráticos”, dijo.
Lula fue enérgico en su respuesta. “La defensa de la democracia en Brasil es un tema que compete a los brasileños. Somos un país soberano. No aceptamos interferencia o tutela de quien quiera que sea”, afirmó el presidente, que el fin de semana fue el anfitrión en Río de Janeiro de la cumbre de los Brics (grupo que integran Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica).
En el texto, el mandatario enfatizó que Brasil tiene “instituciones sólidas e independientes”, y subrayó que “nadie está por encima de la ley, sobre todo los que atentan contra la libertad y el Estado de derecho”.
Bolsonaro, que gobernó entre 2019 y 2022, cuando coincidió durante dos años con el primer mandato de Trump, está acusado de haber planificado, junto a jefes militares y exministros, planes para impedir la investidura de Lula tras el triunfo del líder del Partido de los Trabajadores (PT) en el balotaje del 30 de octubre de 2022.
Esa trama, según la Fiscalía, desembocó en el asalto del 8 de enero de 2023, cuando miles de simpatizantes bolsonaristas atacaron las sedes de la Presidencia, el Parlamento y el Supremo Tribunal Federal (STF) en Brasilia, con amplios destrozos, y exigieron que las Fuerzas Armadas derrocaran al nuevo gobierno.
El mes pasado, el STF concluyó la fase de instrucción del proceso contra Bolsonaro y otros exdirigentes, que se prevé que quedará listo para la sentencia entre septiembre y octubre próximos.
Amenazas a los Brics
Mientras Lula presidía la cumbre en Río de Janeiro, Trump también advirtió que aplicaría un arancel adicional del 10% a todos los países que respalden las políticas de los Brics, en una nueva señal de tensión comercial antes de las definiciones sobre las tarifas de esta semana.
“Cualquier país que se alinee con las políticas antiestadounidenses de los Brics se le cobrará un arancel adicional del 10%. No habrá excepciones a esta política”, escribió Trump en uno de los mensajes que publicó el domingo en Truth Social.
La carta a Lula con el anuncio de una tarifa del 50% supone una fuerte advertencia para los Brics, grupo que Trump ha considerado una amenaza para el estatus del dólar como divisa central del comercio global.
En la reciente cumbre del bloque -a la que no asistieron el chino Xi Jinping ni el ruso Vladimir Putin– los líderes de los Brics reforzaron su postura de cooperación entre economías emergentes para contrarrestar la influencia de foros tradicionales como el G-7 y el G-20. Con esta nueva amenaza, Trump busca endurecer la presión sobre gobiernos que estudian profundizar vínculos con el grupo.