Saludó desde un balcón y recorrió la Plaza San Pedro ante los fieles
“Ninguna paz es posible sin un verdadero desarme”, escribió Francisco, que también hizo un llamado a todos los políticos del mundo a ayudar a los necesitados, combatir el hambre, y promover el desarrollo.

Desde Roma
El papa Francisco apareció este Domingo de Pascua en el balcón central de la Plaza de San Pedro desde donde generalmente lee el mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), y desde donde da la bendición a todos los fieles el día de Pascua. Pero esta vez no leyó el texto del mensaje, considerado uno de los más importantes de todo el año litúrgico. La lectura estuvo a cargo del maestro de ceremonias del Vaticano, Diego Ravello.
Pero Francisco, sentado en la silla de ruedas, sí dijo la breve frase de la bendición y deseó a todos Buena Pascua mientras la multitud lo aplaudía. Su voz se sintió bastante ronca y muy baja a causa de los problemas que ha tenido como consecuencias de la neumonía bilateral que ha sufrido y pese a las terapias que sigue.
El mensaje de Francisco fue contundente. Se centró sobre todo en los países que viven conflictos o guerras en este momento histórico produciendo grandes daños a toda la población. “Ninguna paz es posible sin un verdadero desarme”, escribió Francisco, que también hizo un llamado a todos los políticos del mundo a ayudar a los necesitados, combatir el hambre, y promover el desarrollo. El Papa no estuvo presente en cambio en la misa que en la mañana celebró el cardenal Angelo Comastri en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de unos 35.000 fieles, en un día con un poco de sol, no como el resto de la Semana Santa con muchas lluvias que obligaron a celebrar las ceremonias dentro de la Basílica Vaticana. Fue Francisco el que preparó el texto de la homilía que leyó Comastri. Participaron de la celebración 26 cardenales, 16 obispos y 250 sacerdotes, en una plaza llena de decoraciones florales muy bellas, muchas de ellas donadas por los productores de tulipanes holandeses.
El Vaticano informó que el Papa recibió este domingo, por pocos minutos en su residencia de Santa Marta, al vicepresidente de Estados Unidos, J.D.Vance y su esposa. Ellos querían hacerle los augurios de buena Pascua. Vance, católico convertido hace pocos años, llegó hace tres días a Roma con la familia y asistió a algunas ceremonias dentro del Vaticano y se encontró también con la primera ministra italiana Giorgia Meloni, que el día antes se había entrevistado con el presidente Donald Trump en Washington. Ayer Vance fue recibido por el cardenal secretario de estado Pietro Parolin con el que habló sobre varios temas de común interés, entre ellos los conflictos en el mundo y los migrantes, según informó el Vaticano.
Urbi et Orbi
“Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los muchos conflictos que afectan a distintas partes del mundo. Cuánta violencia vemos a menudo en las familias, contra las mujeres, contra los niños. Cuánto desprecio se nutre a veces contra los marginados y los migrantes -escribió el Papa en el mensaje Urbi et Orbi-. En este día yo quisiera que volviéramos a esperar y a tener confianza en los demás, aún en los que vienen de tierras lejanas, que tienen usos y modos distintos de vivir, tradiciones distintas de las nuestras, porque somos todos hijos de Dios. Quisiera que todos volviéramos a esperar que la paz es posible”.
Y refiriéndose a los conflictos del mundo, Francisco dijo estar cercano a los sufrimientos de las poblaciones de Palestina y de Israel y preocupado por el crecimiento del antisemitismo en todo el mundo. “Mi pensamiento va a la población de Gaza y en particular a los cristianos de la zona, donde el terrible conflicto continua a generar muerte y destrucción y a provocar una dramática e innoble situación humanitaria”. A todas las partes en conflicto les pidió el “cese del fuego”, que se “liberen los rehenes” y que “se ayude a la gente que sufre hambre y aspira a un futuro de paz”.
“Recemos por las comunidades cristianas del Libano y de Siria”, en particular este último país que está pasando por un momento muy delicado, escribió más adelante.
Un pensamiento particular lo dirigió al pueblo de Yemen, en África, que está viviendo una de las peores crisis humanitarias “prolongadas” a causa de la guerra e invitó a todos los participantes a encontrar soluciones a través de un “diálogo constructivo”.
Y sobre la martirizada Ucrania “impulso a todos los actores implicados a proseguir los esfuerzos a fin de conseguir una paz justa y duradera”, subrayó.
Francisco también mencionó a la zona de los Balcanes y a Armenia y Azerbaiyán, que se espera, dijo, lleguen a una reconciliación en la Región. Y respecto a África mencionó a países como la República Democrática del Congo, Sudán y Sudán del Sur que sufren distintos conflictos. “Ninguna paz es posible sin un verdadero desarme. La exigencia de que cada pueblo tiene que prepararse para la defensa, no puede transformarse en una carrera hacia las armas”, indicó.
“La Pascua nos impulsa a cuidarnos unos a otros, a aumentar la solidaridad recíproca y a estimular el desarrollo integral de la persona humana”, subrayó el Papa, que también mencionó a Myanmar y los tremendos efectos del terremoto de hace poco más de tres semanas. Y aplaudió el reciente cese del fuego en el país, “lo que ha dado una cierta señal de esperanza” para todos, dijo.
Francisco, que curiosamente no mencionó ningún país latinoamericano en su mensaje, al final hizo un llamado “a todos los que tienen responsabilidades políticas en el mundo, a no ceder a la lógica del miedo que cierra todo, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los que lo necesitan, a combatir el hambre y favorecer las iniciativas que promueven el desarrollo”. “Ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles inocentes, que atacan escuelas y hospitales y operadores humanitarios, no podemos permitirnos olvidar che no son golpeados los objetivos militares sino personas con un alma y una dignidad. En este año del Jubileo, espero que la Pascua sea una ocasión para liberar a los prisioneros políticos y de guerras”, concluyó el mensaje del papa argentino.
En la homilía que leyó este domingo el cardenal Cromasti, Francisco hizo además una alusión indirecta al aborto cuando subrayó que “la Pascua es la fiesta de la vida. Dios nos ha creado para la vida y quiere que la humanidad renazca” y destacó la importancia de “la vida de los niños en el vientre de su madre, los ancianos, los enfermos que a veces son considerados seres descartables”.
Las apariciones de Francisco en Semana Santa
El Papa apareció sorpresivamente varias veces durante las celebraciones de la Semana Santa, aun cuando los médicos le habían dicho que debía hacer dos meses de convalecencia sin contactos con la gente, por miedo a que le trasmitieran alguna enfermedad, después de haber estado 38 días internado en el Policlínico Gemelli de Roma a causa de una neumonía bilateral.
Y la que más se esperaba era su presencia en ciertas ceremonias de la Pascua. A los 88 años, Francisco es fuerte y “cabeza dura”, como algunos lo definen. Quiso estar presente por lo menos en algunas celebraciones de esta Semana Santa en un año particular, el del Jubileo de la Esperanza. Hay quien interpreta que Francisco ha querido trasmitir de esta manera un mensaje indirecto a los fieles: tenemos que seguir adelante, a pesar de los problemas que tengamos, ir adelante, todos juntos, porque somos todos “hermanos”, porque así lograremos un mundo mejor, en este contexto de guerras y desastres climáticos.
Varias veces había sido visto en la Basílica de San Pedro y en la basílica de Santa María Mayor de Roma, donde había ido a rezar. La primera presencia a sorpresa fue casi al final de la misa del Domingo de Ramos, hace una semana, que estaba celebrando el cardenal argentino Leonardo Sandri en un altar en la plaza de San Pedro. Y dijo a los fieles “Feliz Domingo de Ramos y Feliz Semana Santa”. Había llegado en silla de ruedas y sin los cánulas nasales que hasta hace poco usaba permanentemente para recibir el oxígeno. No se presentó en otras ceremonias como el Vía Crucis que en la noche del viernes se hizo en el Coliseo de Roma. Pero preparó los textos para muchas de ellas. Otra de las apariciones curiosas fue su presencia en la cárcel romana de Regina Coeli, donde otros años ha ido a visitar a los detenidos para hacer la lavanda de los pies prevista en las ceremonias del Jueves Santo. Esta vez no lavó los pies a los detenidos pero se detuvo con unos 70 de ellos una media hora transmitiéndoles su afecto, mientras los presos lo aplaudían.
También hizo su primera audiencia pública, dentro del Vaticano, el pasado 16 de abril, cuando recibió al personal del Policlínico Gemelli y de otros entes vaticanos que se ocuparon del cuidado de su salud cuando estuvo internado.