Fuente: Radio Villa Trinidad
Ubicado en la planta baja del ala norte, fue el comedor principal. Tras el cierre del Viena, funcionó el Casino hasta el año 1980 y posteriormente fue utilizado como Salón de Fiestas. Ahora será un exclusivo salón donde se brindará el desayuno y merienda estilo europeo.
El Gran Hotel Viena no deja de sorprender en Miramar de Ansenuza. Dueño de una arquitectura fascinante y de servicios de primer nivel para la época en que se construyó, desde hace 20 años, los integrantes de la Asociación Civil Amigos del Museo del Gran Hotel Viena trabajan no sólo para mantenerlo en pie sino -y sobre todo- avanzando en obras que permitan continuar recuperando espacios que se reabren al público.
En eso están trabajando actualmente y casi a contrarreloj para el próximo 4 de diciembre poder habilitar después de más de cuatro décadas, el que era el comedor principal, ubicado en la planta baja del edificio norte.
Este comedor tenía una dimensión de 15 por 20 metros, y contaba con sillas y mesas de madera de roble. En los plafones de las lámparas había aberturas de bronce patinado para la entrada del frío del aire acondicionado, cuadros originales al óleo en las paredes, y seis ventanales de 2 por 3 metros con persianas enrollables, vidrio y cortinas, y vistas a la Laguna y al patio interno, inigualables.
Desde hace un tiempo, la arquitecta Graciela Smith, integrante de la Asociación Civil de Amigos del Museo del Gran Hotel Viena, ejecuta las obras necesarias para poder reabrir el lugar. “Pretendemos recuperar este salón, donde primero haremos una muestra reproduciendo dos rincones de acuerdo a fotos y a muebles que ya tenemos, pero además queremos incorporar un servicio de desayunos y meriendas de tipo europeo, utilizando la mayoría del mobiliario típico del hotel, como un lugar exclusivo, para no demasiada gente, para no invadir la historia del edificio”, anticipó la profesional.
Bajo la consigna de “conservar lo que está y recuperar y remodelar lo estrictamente necesario”, se avanza en la ejecución de las acciones necesarias para que ese sector del hotel vuelva a brillar, ofreciendo al turista una nueva propuesta a la hora de visitar el Museo.
Al recorrer el espacio, asombra ver el estado de conservación del cielo raso y del piso de granito amarillo, característico de todo el hotel. Explica que el piso esté impecable el hecho de que el salón se encuentre arriba de la losa del sótano, donde ingresó el agua de la inundación pero no así al salón “por el nivel que tiene”, explicó Graciela, a diferencia de los salones contiguos que sí se derrumbaron porque se fue socavando el piso. “Acá no ocurrió eso porque hay un sótano, eso lo preservó”, aseveró la arquitecta.
Smith recordó que en ese salón funcionó el casino que fue trasladado desde el Hotel Copacabana donde se inundó el mismo día de la inauguración. Después se lo utilizó como salón de eventos hasta cerrarse definitivamente en el año 1982, permaneciendo así hasta la actualidad en que se trata de recuperar.
Las lámparas del salón eran de bronce, se conserva una original que será colocada nuevamente. Las aberturas son las originales, a guillotina y funcionan a la perfección. Los tapa rollos también son los originales, en tanto que las persianas nos se lograron recuperar, por lo que no se volverán a colocar. En cuanto al cortinado, se repetirá una igual al que había en el salón, con sistema americano.
“Todo lo que podemos preservar, lo preservamos; y todo lo que podemos repetir porque no se pueda conservar como era el original, lo repetimos. Solo accionamos donde no hay otra forma de resolverlo. Son fundamentales las fotografías de la época”, sostuvo Graciela.
En cuanto al ingreso al salón, será por la esquina, independiente del Museo. Allí se construirá una rampa para adherir a las leyes de accesibilidad actuales sobre el ingreso a lugares públicos.
Lo primero que se realizará será una expo con fotografías históricas con las que cuentan, que se sumarán a dos espacios recreados: el comedor y el living.