Fuente: Clarín
- Fue aprobado por 143 votos en la ONU, pero el gobierno argentino no participó en la votación.
El Pacto para el Futuro prevé 56 acciones para enfrentar «los mayores desafíos de nuestra época», como el mantenimiento de la paz, el cambio climático, la igualdad de género, la lucha contra el terrorismo y las potenciales amenazas de la Inteligencia Artificial.
Además incluye un Pacto Digital Global, que propone reforzar la cooperación internacional para eliminar las brechas digitales, ampliar la «inclusión en la economía digital» y «mitigar los riesgos» de las tecnologías emergentes.
Y también incorpora la Declaración sobre las Generaciones Futuras, para «promover la solidaridad intergeneracional, la justicia y la equidad», para «salvaguardar las necesidades y los intereses de las generaciones futuras».
La ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, planteó en redes sociales la posición de la Argentina: «Hoy en la ONU nos disociamos del Pacto del Futuro. Elegimos un mundo mejor para cada uno de los niños, hombres y mujeres que habita nuestro suelo. Argentina quiere tener alas para su desarrollo, sin estar sujeto a un peso indebido de decisiones ajenas a nuestras metas. Argentina será un Faro de Libertad», sostuvo la funcionaria del gobierno de Javier Milei.
El Pacto para el Futuro tuvo el respaldo de 143 países en la Asamblea General de las Naciones Unidas, liderados por Estados Unidos, Alemania, Uruguay, Israel, Irlanda, España, Australia, Chile, Brasil, Paraguay, Ecuador e Italia, entre otros. Hubo siete votos en contra, encabezados por Rusia, Irán y Nicaragua; y quince abstenciones, de Cuba, Bolivia e Irak, entre otros.
El caso de la Argentina fue particular, porque decidió no votar y quedó en una reducida lista de países que no participó en la votación del Pacto para el Futuro, como Afganistán, Brunei, Burkina Faso, República Centroafricana, Chad, El Salvador, Haití y Venezuela, entre otros, sobre los 193 países que integran la Asamblea General de la ONU.
Una de las 56 acciones que rechaza el gobierno argentino es la octava, que propone lograr «la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas como contribución decisiva para avanzar en todos los Objetivos de Desarrollos Sostenible y sus metas».
Milei tampoco acuerda con la mayoría de los países en las acciones referidas al cambio climático, ya que no coincide en que «los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa», según planteó el Presidente en el Foro de Davos, a principio de año.
«Lo más cruel de la agenda ambiental es que los países ricos, que se hicieron explotando legítimamente sus recursos naturales, ahora pretenden expiar sus culpas catigando a los países más pobres e impidiéndoles desarrollar sus economías por un presunto crimen que no cometieron», agregó Milei en ese Foro Económico Mundial.
El Pacto para el Futuro se basa en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por la ONU en 2015, que siempre cuestionó Milei.
El Pacto Digital, que figura como primer Anexo del Pacto para el Futuro, retoma las acciones contenidas en la Agenda 2030, en el sentido de “incorporar la perspectiva de género” en las estrategias de conectividad digital.
Además, fomenta los “programas informáticos de código abierto”, la interoperabilidad de los sistemas, los “bienes públicos digitales” y las “infraestructuras públicas digitales” como “los grandes motores de una transformación y una innovación inclusiva en el ámbito digital”. Y reclama a los países firmantes que se abstengan de “imponer cierres de Internet y medidas contra el acceso a Internet”.
El gobierno argentino rechaza la perspectiva de género del Pacto Digital. Tampoco acuerda en el Objetivo tercero, que es “fomentar un espacio digital inclusivo, abierto y seguro que respete, proteja y promueva los derechos humanos”.
Es que allí se plantea la necesidad de «abordar urgentemente» y adoptar “estrictas medidas” contra “todas las formas de discurso de odio y discriminación, las informaciones erróneas y la desinformación, el ciberacoso y la explotación y los abusos sexuales de menores”, así como para proteger “la privacidad y la libertad de expresión”.
Los puntos principales del Pacto
Los tres primeros puntos del Pacto para el Futuro son, en primer lugar, emprender “acciones audaces, ambiciosas, aceleradas, justas y transformativas para implementar la Agenda 2030, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás”.
En segundo término, centrar los esfuerzos “en la erradicación de la pobreza”. Y la tercera acción a la que se comprometieron los principales países del mundo es a poner “fin al hambre» y eliminar «la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición”.
«El cambio climático es uno de los mayores retos de nuestro tiempo» y «estamos muy preocupados por la lentitud actual de los avances», plantearon en el Pacto para el Futuro.
Por eso, los países firmantes se comprometieron a una «transición para abandonar los combustibles fósiles», triplicar la capacidad de las energías renovables de aquí a 2030, conseguir la «neutralidad en carbono» para el año 2050 y continuar con los esfuerzos para «limitar el calentamiento global a +1,5 grados».
También se comprometieron a «acelerar la reforma de la arquitectura financiera internacional», para que los países menos desarrollados puedan acceder a mayores líneas de crédito.
Acordaron reformar el Consejo de Seguridad de la ONU, para que sea «más representativo» y «más eficaz», ya que en general se encuentra paralizado por el poder de veto de Rusia, Francia, Gran Bretaña, China y los Estados Unidos.
En especial, asumieron la prioridad de «reparar la injusticia histórica» del continente africano que no tiene ningún miembro permanente en el Consejo de Seguridad.
El Pacto para el Futuro es una hoja de ruta de la mayoría de los países para afrontar los «riesgos catastróficos existenciales crecientes» como las guerras, el cambio climático y la creciente pobreza.