Como era de esperarse, después de un año con inflación fuera de control y un posterior ajuste en el precio de las tarifas de servicios públicos, los resultados del ejercicio de muchas de las cooperativas prestadoras de servicios han terminado en negativo. No creo que buscar culpables sirva de algo; en este caso, la única culpable es la realidad. Al final, las cosas tienen su valor y lo que no se paga por un lado se paga por el otro. La única forma de tener el precio de la energía y el gas a precios que no guardan ninguna realidad con el resto del mundo, es mediante subsidios por parte del gobierno Nacional. Para aplicar esos subsidios, se emite dinero sin ningún respaldo, lo que al final termina en un traslado en los precios vía inflación y de la peor manera posible, porque en el medio se producen distorsiones, como por ejemplo, sectores sociales pudientes y en zonas exclusivas del país, pagando precios de energía irrisorios, y del otro lado los más vulnerables sufriendo las subas de precios en toda la canasta básica. Y así, la rueda continúa hasta que llega a un punto límite (que generalmente coincide con un cambio de gobierno), donde no quedan muchas más alternativas que corregir la distorsión de precios acumulada.
Las cooperativas de servicios funcionan como amortiguadores cuando se producen esas fuertes subas, ya que al ser la cara visible de los aumentos ante la ciudadanía, hacen todo lo que está a su alcance para reducir el impacto. Esto, en definitiva, se traduce en disminución de los resultados positivos o directamente en asumir pérdidas.
Al final, estas instituciones no dejan de ser espacios políticos donde quienes ocupan los puestos directivos deben rendir cuentas a sus asociados. Esto hace que también a lo largo de las diferentes gestiones, en muchas de ellas (y no solo la de las varillas), estas se hayan ido haciendo cargo de servicios para los cuales no fueron inicialmente creadas. Quizás, en su momento por distorsiones existentes, eran sostenibles, y en otros momentos como el actual, dejen de serlo. Y ahí es cuando se producen los dilemas.
La energía es un costo fundamental en cualquier industria y las empresas son los motores de toda ciudad, si en tu ciudad el costo es más alto que en la de tu vecino, quizás estes perdiéndote de muchas oportunidades por el hecho de querer ser “cooperativos”
Nadie pone en duda que sin la cooperativa, muchos de los grandes avances en términos de servicios no se hubieran logrado. Pero también es cierto que hay etapas para todo, y quizás la etapa de la cooperativa como principal prestadora de ciertos servicios necesita ser re evaluada y adaptada a las circunstancias actuales, sus asociados decidirán.
Gracias Diario digitales vive por interesarse en mi opinión!
Cr. Agustín Insaurralde- Contador Público Nacional
Exsecretario de Hacienda de la Municipalidad de Las Varillas
Columnista de FM VIVE- Colaboración desde España