La empresa, que era conocida bajo el nombre de Drean, y que ahora con capitales mexicanos pasó a llamarse Mabe, produce electrodomésticos.
Es por esta razón que la planta permanecerá cerrada por el periodo de dos semanas, desde el 22 de abril y el 6 de mayo, «solo habrá guardias mínimas» informaron fuentes vinculadas a la empresa al mismo momento que aseguraron que los trabajadores seguirán percibiendo la totalidad de su sueldo.
Según se anticipó, el plan de reducción de personal comenzó a principios de este año, y antes de que termine el mes de abril deberían contar con 200 trabajadores menos en el plantel, sobre un total de cerca de 900 empleados, aseguraron fuentes ligadas a la empresa.
La empresa (ex Drean), creada por la familia Alladio hasta que años atrás fue vendida a Mabe, es por lejos la mayor empleadora del pueblo, de unos seis mil habitantes.
En Río Segundo
“Se van de a 15 o 20 personas por semana, especialmente de la parte de producción. Se están fabricando unos 800 lavarropas menos por día”, relató un trabajador, también agregó que a la baja en la producción se le suma otro problema: los proveedores de piezas para armar un lavarropa también están en crisis, por lo que en algunos casos no están pudiendo entregar.
Otro trabajador indicó que la reducción también abarcaría a personas de otras áreas. “En la medida que se achica el área operativa también se debe achicar la parte indirecta”, señaló.
Despidos y retiros voluntarios
Son varios los empleados que ya recibieron los telegramas de despidos, quienes aseguraron que en el mismo no se consignan las causas. En otros casos, la empresa ofreció jubilaciones anticipadas o una modalidad de retiros voluntarios.
“La situación que estamos pasando es muy fea. Con los dueños anteriores, que eran del pueblo, se le buscaba la vuelta, no te desocupaban”, señaló un extrabajador de Mabe.
“Tengo un hijo discapacitado. Me quedé sin obra social para él y tuve que cortar su tratamiento. En Luque ahora ves al cartero y parece que vieras al cuco. El día que me dejaron sin trabajo yo había ido a trabajar como siempre. Llevaba 31 años en la fábrica y nunca tuve un llamado de atención. Cuando iba a entrar a mi casa veo al cartero que dobla por mi cuadra. Ahí nomás me imaginé lo peor y no me equivoqué: me traía el telegrama que decía que no tenía que volverme a presentar a la empresa”, expresó otro de los trabajadores despedidos.
En otra línea, los despedidos reconocen que les están pagando las indemnizaciones y que la empresa se comprometió a devolverles sus puestos de trabajo si la situación se normaliza.