Fuente La Nacion
CÓRDOBA.– Cuando recibió el llamado de Graciela Camaño, Juan Manuel Urtubey estaba en Montevideo. Allí acompaña desde hace tres meses a su mujer, la actriz Isabel Macedo, quien graba una nueva tira de Cris Morena en la capital uruguaya. “¿Estás dispuesto a conversar con Sergio?”, le preguntó directamente la diputada. Un día después, el exgobernador de Salta llegó a la casa de Massa en Tigre a “tomar unos mates”. Así se cocinó su desembarco en la campaña del candidato presidencial de Unión por la Patria.
La presencia de Urtubey junto a Massa en su incursión en la provincia de Córdoba estuvo fríamente calculada por el ministro-candidato. Su intención fue mostrar un giro del peronismo hacia el centro del arco político, en el inicio de una “nueva etapa” de reconfiguración de liderazgos en caso de que logre ganarle el balotaje a Javier Milei e instalarse en la Casa Rosada desde el 10 de diciembre.
“Mis diferencias con Sergio fueron cuando se alió al kirchnerismo, pero entiendo que ahora se abre una nueva etapa, en la que él convoca a un gobierno de unión nacional”, dijo Urtubey a LA NACION a la hora de explicar su presencia en la comitiva del ministro, este lunes en Córdoba y mañana en Santa Fe. El objetivo de la campaña de UP pasa ahora por recuperar posiciones en el centro del país, un escenario donde buena parte del electorado es refractario al kirchnerismo.
Por eso Massa encuentra alguna dificultad para que la dirigencia de la zona núcleo del país se encolumne detrás de su candidatura presidencial. De hecho, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, ya dejó en claro que su neutralidad política es aparente porque castigó a Massa por el juicio político que el oficialismo le sigue a los jueces de la Corte Suprema en la Cámara de Diputados. El ministro de Economía admitió que no habla con “El gringo” desde el último debate, cuando cruzaron unas palabras entre bastidores. Evidentemente, no se pusieron de acuerdo.
Tal vez por eso, el mensaje del candidato oficialista en su paso por Córdoba –en una recorrida que comenzó en Río Cuarto, siguió en Villa María y terminó en la ciudad capital– estuvo más dirigido a la conciliación con el gobernador electo de la provincia, Martín Llaryora. “Los cordobeses eligieron un nuevo gobernador”, sostuvo Massa en una entrevista con un medio local. Entre bambalinas, un dirigente que lo acompañó acotó: “Schiaretti tiene la historia, pero Llaryora es el futuro del peronismo cordobés”.
Massa también se apoyó en el intendente de Río Cuarto, Juan Martín Llamosas, en la viuda de José Manuel de la Sota, Adriana Nazario, y una de las hijas del exgobernador de Córdoba, Natalia de la Sota, que lo acompañó en un acto en la ciudad capital. Massa también destacó la presencia de Roberto Urquía, exsenador y titular de Aceitera General Deheza, desde donde ejerce una fuerte influencia en la actividad agroexportadora.
Mientras tanto, Urtubey conversaba con empresarios y dirigentes políticos que se le acercaban para explicar la novedad de su acercamiento a Massa. Antes de subirse al avión junto al ministro de Economía, lo había anunciado vía redes sociales. “Apoyo a Sergio Massa. No lo hago sólo como peronista, lo hago como un defensor de la democracia y de mi país. Sigo creyendo, como siempre lo hice, que donde hay una necesidad, hay un derecho”, publicó Urtubey.
“Los problemas son demasiado grandes y los argentinos están demasiado mal para que la respuesta sea más mezquindad y más soberbia. Hace falta un gobierno de Unidad Nacional, en serio, que sea la herramienta transformadora que necesita nuestro pueblo para comenzar a dar vuelta la página del dolor y la desesperanza. El anterior gobierno no lo hizo. El actual tampoco”, sostuvo y concluyó: “Ya es hora de mirar hacia adelante, ya es hora de trabajar por la Argentina. Al futuro no se lo espera, se lo construye”.
Este año, Urtubey había sellado una alianza política con Juan Schiaretti para que competir entre sí como candidatos a presidente. Llegó a lanzar incluso una incipiente campaña, con cartelería y la leyenda “Hagamos un país”. Pero el acuerdo se cayó tras el acercamiento del gobernador de Córdoba a Juntos por el Cambio que impulsó Horacio Rodríguez Larreta. El exmandatario salteño consideró que se había roto la alternativa que ambos representaban como candidatos, postulación que preveían dirimir en una interna. Poco después, Urtubey bajó su precandidatura. El acuerdo Schiaretti-Larreta tampoco prosperó.
Urtubey tomó distancia del PJ por diferencias con el kirchnerismo. De hecho, en 2019 el entonces presidente Mauricio Macri lo tentó para que fuera su compañero de fórmula en su intento de buscar otro mandato. Finalmente, el binomio de Cambiemos fue Macri-Miguel Ángel Pichetto.
En junio, cuando Urtubey bajó su precandidatura presidencial, se abrieron especulaciones sobre su nuevo acercamiento al kirchnerismo. Antes de tomar la decisión, había participado en diferentes oportunidades de reuniones partidarias que compartió con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, a quien calificó de “dirigente interesante”.
Un último detalle marca la dinámica de la nueva alianza del ministro-candidato. Urtubey salió hace dos días de Montevideo para encontrarse con Massa en Tigre. Después se subió al avión para acompañarlo a Córdoba y Santa Fe. Nada que estuviera previsto antes de la charla entre ambos. “Mi auto quedó en el aeropuerto de Montevideo”, contó entre risas. No le costó mucho decirle que sí a Massa: “Si la disyuntiva es entre él y Milei, no tengo ninguna duda. No me quiero quedar con el cargo de conciencia”, aseguró.