Jeremías Conrero (25) es un cordobés de Pozo del Molle que junto con Uriel Miralles (23), de San Luis, recibieron la mejor noticia: la startup BioSpi que crearon fue la única de Latinoamérica elegida para participar de la final del “mundial” de biotecnología que se hará en Francia.
Trabajan en un proyecto para combatir la campilobacteriosis, una enfermedad presente en pollos que es producida por una bacteria que está generando resistencia al tratamiento actual.
Serán parte del Gran Jamboree de iGEM, el evento más importante en el mundo de la biología sintética. Llegaron hasta acá luego de superar distintas instancias evaluatorias, en la que sólo quedaron los mejores 15 proyectos a nivel mundial.
Conrero, recibido de técnico superior en Mecatrónica de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y Miralles, estudiante de biotecnología de la Universidad Nacional de San Luis, están desarrollando una vacuna oral para tratar una enfermedad creciente en pollos que afecta la producción avícola, ocasionando grandes pérdidas económicas.
Se trata de una bacteria que, además, causa millones de intoxicaciones alimentarias en el mundo, incluso por delante de otros patógenos como salmonella o escherichia coli.
Se calcula que la campilobacteriosis afecta a 500 millones de aves anualmente en el mundo.
CÓMO FUNCIONA LA VACUNA
La idea es crear una vacuna oral de triple impacto para ser administrada en aves de granja. “Nuestra solución ataca la propagación de la bacteria desde el origen”, señalan desde BioSpi.
Ambos confían que es posible controlar esta enfermedad a nivel mundial. Dicen que con esta vacuna lograrían cortar con la transmisión entre los pollos y los humanos, alimentar de forma eficiente a los animales y reducir el impacto ambiental generado por el dióxido de carbono.
Para el desarrollo de la vacuna, usarán spirulina como vector de expresión, un superalimento con numerosas propiedades nutricionales.
“El desarrollo aún está en estadio temprano. Lo que hacemos es expresar proteínas de interés en spirulina para que esta vacuna oral tenga su efecto. Lo que hace la spurulina es bioencapsular la proteína para que la vacuna pueda ser consumida oralmente”, explica Miralles.
Este desarrollo, según señalan, reduce la huella de carbono, no requiere refrigeración, posee una bioencapsulación natural y no genera resistencia.
A FRANCIA, CON COLECTA
El evento será en París los primeros días de noviembre. Allí se expondrán este y otros 14 proyectos, de los que saldrá el ganador. Contará con la presencia del presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Habrá representantes de más de 60 países, con unos 2.400 investigadores y 400 inversores.
El proyecto argentino en esa “competencia” cuenta con el apoyo de científicos del Conicet, pero aún les falta financiamiento para costearse el viaje a Francia. Y por eso tienen en marcha una colecta.
Contactos: urielmiralles@biospi.tech o jeremiasconrero@biospi.tech.
FUENTE: LA VOZ DEL INTERIOR