El Artículo 47º de la Carta Orgánica partidaria establece: La Unión Cívica Radical se
extinguirá sólo cuando hayan desaparecido las causas que determinaron su existencia, se consideren las mismas
logradas y no haya ningún ciudadano que quiera seguir sosteniendo su vigencia.
Parecería que a eso tiende su dirigencia.
Hoy vivimos una suerte de descomposición y profunda crisis política, tanto en su forma
orgánica como en la representatividad de la dirigencia; en su forma orgánica porque aún gravitan los “patrones
de estancia” operando en la sombra, políticos vernáculos que son la expresión del fracaso, que han llevado al
país y a su Nación al actual estado de cosas y que siguen enquistados dando instrucciones y órdenes a sus
amanuenses, y que fueron aquellos que claudicaron en Gualeguaychú, desdeñando el apotegma de nuestro
fundador, Leandro N Alem: “ Que se rompa, pero que no se doble”.-
Su intransigencia lo fue frente al Mitrismo y/o cualquier otra forma de frente que
implique la disolución partidaria o ser fagocitado por otra corporación.
Por el art. 48 de nuestra Carta Orgánica de la U.C.R. tengo prioridad respecto de un no
afiliado a una precandidatura, en mi caso para ser intendente y es un imperativo que la U.C.R. apoye mi iniciativa
y mis legítimas aspiraciones para darle vida orgánica y partidaria plena a nuestro centenario partido, con sus
principios y paradigmas; hoy en crisis.
“Que se rompa, pero que no se doble” aforismo clave del radicalismo, que primero fue
enterrado en post del neoliberalismo, derivado de los fracasos de nuestros dirigentes en la función pública, que
nos llevó a una virtual disolución del partido centenario a partir del Congreso de Gualeguaychú; hoy a nivel local
en un Vecinalismo anodino.-
No soy un paracaidista, como algún afiliado novato sin trayectoria alguna; que hoy se auto
percibe influyente, y anda pergeñando trenzas a partir de descalificaciones infundadas de mi persona; tengo
una larga trayectoria en la función pública, en donde he demostrado mi enjundia al trabajo, con responsabilidad,
honestidad de hombría de bien y un absoluto desinterés en medrar patrimonialmente por el cargo; salvando las
distancia y en aras de los principios emergentes de nuestro partido como lo hizo el Vicepresidente Radical,
Elpidio González; hoy rara virtud toda vez que se ha naturalizado en los políticos argentinos el provecho
personal en perjuicio del interés público.-
Soy merecedor de esta oportunidad y legítima aspiración y un deber cívico y de nuestro
estatuto orgánico que la U.C.R debe honrar brindándome su apoyo incondicional, porque somos un partido
político y no una mesa de café en cuyo cenáculo se decide la suerte de los destinos del pueblo.-