Fuente: La Voz de San Justo
Gran polémica disparó la decisión de la Iglesia italiana de suprimir las figuras de padrinos y madrinas en bautismos y confirmaciones por tres años. El obispo Buenanueva reflexionó sobre el tema y advirtió que «no siempre los padrinos terminan cumpliendo su misión».
-
Obispo Sergio Buenanueva.
La decisión adoptada por monseñor Giacomo Cirulli, obispo de tres diócesis de la provincia de Caserta en el sur de Italia de suspender la presencia de padrinos y madrinas en bautizos y confirmaciones, al menos de forma experimental durante tres años, al considerar que en la sociedad actual han perdido «su valor original» causó gran revuelo en torno a esta figura tan particularmente utilizada en ceremonias religiosas dentro de la Iglesia Católica.
De hecho, desde que se conoció la noticia ocupó los principales espacios en redes sociales y medios de comunicación de todo el mundo, sobre todo por lo que significa la figura del padrino en el acompañamiento de la vida de fe de la persona bautizada o confirmada.
«En el contexto socioeclesial actual, el oficio de padrinos y madrinas, en su mayor parte, ha perdido su valor original», se afirma en una nota relativa a las tres diócesis, unificadas bajo la dirección de Cirulli en febrero pasado por el papa Francisco.
En cualquier caso, se trata de una suspensión con carácter experimental durante tres años, que «no tiene por objeto disminuir el valor de estas figuras, sino que representa un intento del obispo de recuperar su identidad y misión».
Los padrinos del sacramento del bautismo asumen, ante Dios y su Iglesia y en relación con el bautizado, el deber de cooperar con los padres en su formación cristiana, procurando que lleve una vida congruente con la fe bautismal y cumpla fielmente las obligaciones inherentes.
Consultado sobre el valor de los padrinos en la vida de la Iglesia, el obispo diocesano Sergio Buenanueva reconoció, entre otras cosas que «la figura del padrino es una fuente de conflicto permanente en la pastoral concreta».
No obstante, señaló que para la Iglesia el padrino «tiene un valor afectivo muy grande» porque «hace las veces de segundo papá o segunda mamá del bautizado, más allá de ser un cristiano adulto que ayuda a un recién nacido o un niño a hacerse cristiano» aunque luego reconoció que «no siempre los padrinos terminan cumpliendo su misión».
Luego recordó que la figura del padrino en la antigüedad surgió a partir de que «se necesitaba de alguien que tenía que testificar que esa persona vivía como cristiano. En el bautismo lo fundamental es la presencia de los padres y se pide además que al menos haya un padrino, aunque hubo casos extremos en los que hemos bautizado sin la presencia de padrinos».
Cabe recordar que la Iglesia Católica pide a las familias que cada persona bautizada tenga, al menos, un padrino o madrina. «También existen excepciones como cuando surge el pedido de bautismo de una persona en peligro de muerte y allí no hace falta la presencia de padrino alguno», expresó el obispo de San Francisco a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Reconoció que la figura del padrino «se ha vuelto para algunos una figura incómoda» ya que esta «plantea en algunos casos más problemas que otra cosa» porque «a veces se presentan como padrinos personas que viven en una situación cristiana irregular, están divorciados en nueva unión o no tienen la confirmación generando de esta manera discusiones interminables».
«En la vida de la Iglesia el padrino o la madrina es una persona adulta que acompaña a otra a hacerse cristiano» dijo Buenanueva, por lo cual «si cumple su misión tiene una importancia muy grande. La figura del padrino es una fuente de conflicto permanente en la pastoral concreta porque como la práctica de fe ha disminuido tanto se acercan a pedir el bautismo y presentan como padrino a personas que no tiene los requisitos mínimos que son los de una persona cristiana que vive su fe como tal».
El religioso completó su reflexión señalando que la figura del padrino «sigue siendo muy querida para las familias que piden el bautismo para sus hijos, sobre todo si son chicos y no es extraño que el mismo padrino luego retome su misión cuando el chico haga la confirmación».
«Acá convergen dos líneas, una más popular y otra que es la que la Iglesia pone en primer término. Para las familias, el padrino tiene un peso afectivo muy grande equiparándolo como un segundo papá o mamá, alguien que acompaña el crecimiento de su ahijado o ahijada. La Iglesia pone el acento en el padrino como testigo adulto de la fe que ayuda a otro cristiano a crecer también en la fe», indicó el pastor de la diócesis de San Francisco.
«A través de la pastoral tratamos que estos dos aspectos se combinen, incluso cumpliendo los requisitos que la Iglesia pide para ser padrino de bautismo, haciendo un discernimiento y no siendo tan estrictos», agregó.
Requisitos para ser padrino
Para la Iglesia, una persona que se proponga para ser padrino de un bautizado, debe reunir una serie de requisitos, entre los cuales se cuentan los siguientes: estar bautizado y confirmado, ser mayor de 16 años. Si la persona está casada que lo haya hecho por la Iglesia además de llevar una vida regida por los cánones de la Iglesia Católica.
«En este caso tenemos que tener en cuenta que el padrino es un cristiano adulto que acompaña a otro cristiano a hacerse discípulo de Cristo por lo tanto tiene que tener esa fisonomía de vida cristiana convencida, activa», explicó para luego comentar que las costumbres sociales piensan en el padrino o madrina como si fuera un segundo papá o una segunda mamá «mientras que para la Iglesia lo más importante es esta figura del cristiano adulto que acompaña a otro más pequeño a hacerse cristiano».