Orgullo de pertenecer: diseño y mucho corazón detrás del nuevo logo del Cres
La identidad de una institución se va construyendo con los años, con el trabajo de su gente, con su historia. Para graficar esa identidad, el Centro Regional de Educación Superior (Cres) le encomendó a tres egresados diseñar un logo símbolo de los primeros diez años de presencia en San Francisco. Movidos por el orgullo de pertenencia, ellos aceptaron pero retrucaron la propuesta: «¿Y por qué no, un logo que quede para la posteridad?», que trascienda el cumpleaños y represente de ahora en adelante a esta institución apéndice de la Universidad Nacional de Villa María. Y así nació otra flor, con formas más geométricas y vanguardista, sin correrse demasiado de la paleta de colores original y manteniendo vivos los valores. Un logo emblema de los estudiantes pasados, presentes y futuros.
La nueva identidad gráfica se nutrió del aporte de Juan Pablo Genero, Macarena Garat y Tomás Bonis, egresados en 2021 de la carrera de Diseño Industrial, que plasmaron en su diseño lo que el Cres representa para ellos y para sus pares: el lugar que los vio crecer y le dio una profesión, pero también, un «segundo hogar», donde habita el sentido de comunidad.
El proyecto que trabajaron durante unos seis meses incluyó, en base a una profunda investigación, el rediseño del logo y su presentación oficial, esta última quizá la etapa más especial para los creadores, porque fue justo allí cuando «cayeron» de lo que habían hecho, algo tan importante que «nos traspasaba, nos atravesaba, ahí entendimos que el desafío fue muy grande».
«Nos contactó Germán Fassetta (coordinador del Cres) y Pablo Ambrosino (coordinador académico de Diseño Industrial), nos ofrecieron trabajar en el rediseño de la imagen institucional y no lo dudamos, los tres dijimos: ‘¡Sí!'» y enseguida pusieron manos a la obra.
La química de equipo ya la tenían; los tres fueron compañeros en la tesis final de la carrera y en otros proyectos durante el cursado.
Primero trabajaron en lo que se conoce como brief de diseño, «basándonos en todos los atributos que se querían comunicar con la nueva imagen. Fuimos avanzando haciendo hincapié en eso que se quiere comunicar a la sociedad a través del logo», contó Macarena a LA VOZ DE SAN JUSTO.
«En un primer momento la idea era crear un logo alusivo a los 10 años del Cres, pero luego nosotros planteamos que ese mismo logo podría convertirse en la nueva imagen de toda la institución», siguió.
El proceso creativo tuvo cinco pilares, claros y muy representativos de la casa de estudios: unión, vínculo, juventud, dinamismo y desarrollo, y a partir de allí buscaron los elementos gráficos compatibles con la idea.
«La unión, por esa asociación del Cres con la región, que toma a San Francisco como polo educativo; el vínculo, por ese fuerte lazo que tiene con la sociedad, con las empresas, con los estudiantes», describió la diseñadora.
A su vez, «queríamos mantener un relación con el logo anterior, también en términos de colores y que tuviera una correspondencia con el logo de la Universidad de Villa María», agregaron los jóvenes.
«También, simbolizar el crecimiento y el sentido de pertenencia a la institución madre, la universidad».
«Con la elección del celeste buscamos representar desarrollo y juventud, a diferencia del azul más oscuro del logo de la Unvm que denota más formalidad y trayectoria académica», explicó Macarena.
«Con pequeños detalles gráficos tratamos de expresar lo que significa el Cres para la ciudad, que a partir de una ubicación geográfica estratégica supo forjar un fuerte vínculo con el medio y fue creciendo», dijeron. Y recurrieron al dinamismo para significar que «el crecimiento del Cres no se detiene».
«Creo que caímos de lo importante que era lo que estábamos haciendo cuando expusimos el diseño ante la comunidad educativa, frente a los alumnos, docentes… estábamos nerviosos porque sentíamos que estábamos haciendo algo que nos traspasaba, nos atravesaba, ahí entendimos que el desafío fue muy grande», confesó la joven.
Al proceso de desarrollo lo encararon con libertad, «como un trabajo más que teníamos que resolver como diseñadores industriales, con la misma responsabilidad».
«Haberle delegado este trabajo a exalumnos tiene otro valor, porque quién más que nosotros, los estudiantes, para plasmar todas esas emociones y significaciones en una imagen», expresó Tomás.
Para crear el nuevo logo, Tomás, Macarena y Juan Pablo se inspiraron en la reputación la institución y su nexo con la sociedad y el mercado laboral.
Una experiencia movilizadora
«Fue movilizante ver que a medida que evolucionaba el diseño del logo, como trasfondo estaban todas aquella imágenes y recuerdos de diez años de vida académica del Cres» desde su apertura como Centro Universitario San Francisco (Cusf) en 2012, hasta este próspero presente.
«Uno egresa, se va de acá pero no como un alumno más, sino como un par, como compañero y con un vínculo que siempre te invita a volver», sostuvo Juan Pablo.
«El Cres es como mi segundo hogar, que no solo me formó a nivel profesional sino a nivel personal, de pensamiento y de vida», acotó Macarena.
«Ya insertarse en la institución, en su entorno, te va transformando en los distintos ámbitos de la vida, te da otra perspectiva», retomó Juan Pablo.
Y Tomás, que llegó a San Francisco desde Las Varillas para estudiar Diseño Industrial, aportó: «Ver que todo ese sacrificio de tu familia para que estudies está acompañado por la institución y por el resto de los estudiantes es maravilloso, y algo que no pasa en todas las universidades».
«Contención, esa es una palabra que también engloba lo que es el Cres para muchos de nosotros», confesó Macarena al rescatar el factor humano.
«Otra cosa que te ayuda es el vínculo que se logró con el sector productivo y del trabajo, que abre muchas puertas -indicó Juan Pablo-. Muchos chicos salieron del Cres con trabajo, algunos empezaron con las prácticas profesionales y otros a través de bolsas de trabajo que se promueven mediante la misma institución».
Por todo lo dicho hasta hora, no quedan dudas que el flamante logo del Cres es mucho más que su imagen, su identidad visual, encarna el orgullo de ser parte, ese duradero vínculo emocional de los estudiantes con su universidad. Así como Juan Pablo, Macarena y Tomás, muchos otros estudiantes finalizan sus estudios, comienzan su incursión en el mundo laboral, se ven inmersos en distintos proyectos profesionales y personales, pero no rompen esa conexión con el Cres y con la vida que se respira en sus aulas.