Fuente: La Voz de San Justo
La historia de Jorge Chiavassa se reduce a un nombre: estafa, pero la maniobra usada por los delincuentes es más compleja que la habitual.
Todo comenzó ayer jueves cuando atendió una llamada a su celular, observó la pantalla y vio que decía «Mi Argentina» aunque no conocía el número. Le comunicaron que eran del Ministerio de Salud y tras una serie de preguntas le ofrecieron un código con el que iba a poder vacunarse.
El desarrollo de la conversación le llamó la atención, más cuando le explicaron que habría una llamada paralela o «sobre llamada» donde le darían ese código. En esos instantes fue cuando comenzaron a llegarle a sus contactos pedidos de transferencias de dinero y un amigo de él sin pensarlo creyó que alguna necesidad se interpuso por eso llegó a entregar 68.000 por esta vía.
La desconfianza le ganó a Jorge y decidió hablarle, él pudo seguir usando siempre su teléfono normalmente y cuando se comunicó con este amigo logró evitar que les hicieran a los delincuentes una segunda transferencia de 132.000 pesos.
¿Cómo sucedió esto? Esa es la pregunta que se hace desde ayer este hombre al que poco después le siguieron llamando otros contactos contándole la misma situación, pero en esos casos no llegó a concretarse ningún envío.
«El cuento del tío se está sofisticando tecnológicamente está entrando en otra etapa. En la conversación nunca insinuó algo que me llevara a querer meterme la mano en mi bolsillo», dijo antes de empezar su relato.
«Me llamaron por teléfono, al celular, aparece un logo de Mi Argentina, la persona se presenta. Me dijo ‘soy del Ministerio de Salud, estamos recomponiendo un archivo’ y me pregunta si tengo la tercera dosis por covid, si tuve síntomas, si quería colocarme la cuarta y dije que sí», comentó.
Ahora después de lo sucedido recordó que la persona que hablaba tenía acento centroamericano, pero en ese instante no lo hizo encender ninguna señal de alarma.
«Entonces me aclara que ahora iba a entrar una llamada sobre mi llamada (la que mantenían) porque me iba a pasar un código. Dijo ‘usted con ese código se va a presentar en cualquier repartición municipal para que le coloquen la vacuna’. En un momento dado me dice que el 6 de mayo vaya con ese código a cualquier repartición a ponérmela», siguió.
A medida que pasaban los minutos Jorge comenzó a desconfiar más, le comentó a esa voz «que nunca antes había tenido que hacer ninguna historia» y que «era una cosa rara», pero el delincuente le insistió con una inexistente recomposición de padrones.
«De mí sabían todo, me dijo ‘¿hoy es el día de su cumpleaños?’ Sabían todo. Me preguntaron si estaba mi señora porque podían hacer las dos cosas, dos trámites. En un momento dado chequeo mi teléfono y veo que mi whatsapp está bloqueado, todos mis contactos y lo que yo tenía estaba bloqueado», añadió.
Ya desesperado por toda la situación decidió llamar a un amigo personal porque ellos compraron los teléfonos juntos y un profesional que conocía se los configuró en ese momento, la idea era pedirle ayuda claramente.
«Llamo a mi amigo y le pregunto si estaba a la señora y ella me dice ‘pará flaquito que ya te terminamos la transferencia, no te preocupés’. Entonces le dije ¿qué transferencia? ‘La de 132.000’ y le grité no pará, pará que me hackearon el teléfono», expresó acongojado.
La señora y su amigo le comentaron que poco antes le habían hecho una de 68.000 pesos creyendo que era Jorge el que se había comunicado pidiéndoles ese favor. «A todo esto empiezan a ingresar otras llamadas de afuera, yo tenía 600 y pico de datos. Me decían que estaban pidiéndoles plata y les dije que me hackearon», sostuvo.
Chiavassa aclaró que solo recibió una llamada, nunca le cortaron y hubo una diferencia de pequeños instantes entre que ellos cortaron y descubrió la maniobra de la que también fue víctima su amigo.
«Cuando llamé a mi amigo fue casi en el mismo momento. Mientras me preguntaban estaban trabajando los hackers y pedían plata. Mi amigo me hizo esa transferencia sin desconfiar porque creyó que tuve alguna necesidad», puntualizó.
El hombre que es vicepresidente 1° de la Cámara de Entidades de Medicina Privada de la República Argentina (CEMPRA) hizo la denuncia, dio de baja la línea y ahora está tratando de recuperar el acceso a esos contactos, pero al dar a conocer la historia a los medios quiso dejar un mensaje: «Yo creo que hay que dejar una reflexión en todo esto cuando la llamada entra y el número no está identificada no atiendan, corten».