La Casa de Tito, un sueño hecho realidad
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Tito visitó su renovada casa y emocionó a todos | Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ
Una vida cruzada por el cine, los libros, amigos, el deporte y las sonrisas cosechadas a lo largo de los años se merecía un lugar así. La Casa de Tito ya existía en los sueños de su propietario, pero vio la luz gracias a un grupo de personas que puso el corazón para que se haga realidad.
Eusebio «Tito» Lamberti es un personaje ilustre de nuestra ciudad, que con su labor desinteresada en pos de la cultura fue sembrando amistades que hoy le rindieron un sentido homenaje en su ahora renovado hogar de calle López y Planes.
En septiembre de 2020, «Tito» la pasó mal con una complicación en su salud que lo hizo pasar por el quirófano. La preocupación generó la iniciativa de un grupo de allegados, que se propuso renovar su centenaria vivienda y darle toda su impronta.
Así fue que reunieron recursos, materiales y mano de obra para crear este nuevo espacio que ahora sí refleja esa pureza que emana de los ojos de su dueño.
Ya en la fachada se percibe la esencia: una película recomendada (Juegos Prohibidos, de René Clement, 1952) y una frase elegida: «Si tienes penas de amor no se las escribas al viento. Recuerda siempre: el viento no sabe leer».
«Tito» está llevando adelante su recuperación en un geriátrico de la ciudad, pero este viernes se acercó a conocer las remodelaciones. Un inmenso mural de Purpulem asoma desde la medianera con una estela de films, libros y pelotas de básquet que se desprenden de su figura.
En el interior abundan las referencias cinematográficas y las refacciones dejaron al hogar como nuevo. Entre sonrisas y apoyado en el andador que le hace de compañero al caminar (consecuencia de la operación de cadera), Tiro recorrió cada lugar y nunca paró de agradecer.
«Sabía que me estaban arreglando mi casa. Algunos amigos me dijeron que iba a quedar una maravilla. Así que algo sabía, pero no esperaba encontrarme con algo tan lindo y tan simple. Es realmente hermoso», contó «Tito» visiblemente emocionado.
«El cariño que me demuestran me reconforta muchísimo. Los amigos deben estar cuando hacen falta y ellos estuvieron. Por eso les estoy muy agradecido y no lo voy a olvidar nunca», agregó.
«Tampoco voy a olvidar a Carmen y todas las personas que en el geriátrico me cuidaron como si fuese el hijo dilecto», añadió.
Tito, que marcó cientos de vidas en el Colegio San Martín y muchos de esos estudiantes hoy siguen recordándolo con mucho cariño insistió: «Muchas gracias por acompañarme en un momento tan emotivo como este. Espero poder seguir viéndolos y devolverles de alguna manera todo lo que hicieron por mí».
«Es la persona más querida de San Francisco»
Antonio Di Monte fue una de los amigos de «Tito» que se puso al frente de esta cruzada por renovarle su hogar y crear un espacio cultura que refleje sus valores. Considera que la remodelación es «el final de un sueño muy lindo» y agradeció a quienes aportaron su granito de arena para hacerlo posible.
«Tito decidió hace 20 años donar esta casa al club de sus amores, El Tala. Siempre decimos que se pasó la vida haciendo cosas para los demás sin ocuparse mucho de él. Cuando nos enteramos hace unos 8 meses que estaba pasando uno de los peores momentos de su vida por esta complicación de salud, nos propusimos hacer algo por él», contó Di Monte.
Relató además que la tarea no fue sencilla ya que hubo que «sacrificar» muchas de las cosas que habitaban en el hogar. «Estaba lleno de películas, recortes, y su vida plasmada en las paredes y muebles. Pero con el paso de los años, el efecto de la humedad, la casa se había puesto casi invivible», explicó.
El empresario local comentó que entre dinero y materiales se recaudó alrededor de un millón de pesos. Aseguró que la casaba «estaba para demolerla» pero que ello hubiera sido un error, por lo que se le hizo un trabajo muy completo que incluyó capa aisladora, la clausura de un sótano, instalación eléctrica, baño, galería y cocina nuevos.
«A veces en San Francisco cometemos errores que después la historia nos condena, como voltear una catedral. La casa debía quedar en pie y transformarse en un espacio cultural. Van a venir de la Escuela de Bellas Artes para pintar murales en las paredes del patio», indicó Di Monte.
«Todos mis hijos fueron al San Martín y a mis dos hijos varones les entregó el diploma él. Desde ese entonces conservamos una gran amistad. Por eso cuando me enteré de que la estaba pasando mal me dije que no podíamos no hacer nada, porque Tito es la persona más querida de San Francisco. A esto lo digo con orgullo y con certeza», aseguró.
Luego comentó que Lamberti «transitó un club como El Tala donde cosechó amigos a millones, lo mismo con el Colegio San Martín, también en su pasión por el cine y los libros. Este lugar se estaba marchitando y ahí aparecimos nosotros, y hoy podemos ver el final de este sueño tan lindo».
Di Monte destacó el esfuerzo desinteresado de muchas personas, entre ellas dos especiales como el vecino Víctor Balangione y Ana Bosco.
Aseguró que entre los colaboradores «se generó una amistad muy linda. Cuando el denominador común es el dar, el amor y el compañerismo, eso es lo más lindo de la vida. Lo otro no tiene importancia… si no nos llevamos nada del otro lado».
Fuente: La Voz de San Justo