Por Federico Koniszczer
La Selección Argentina cumplió con el trascendental choque frente a su par de México en la segunda fecha y se acomodó segundo en la zona del grupo C con tres puntos, detrás del líder Polonia con cuatro.
Luego de un primer tiempo que fue un calco al pobre rendimiento colectivo que había mostrado ante Arabia Saudita, la albiceleste se plantó mejor tácticamente y maniató a un rival sin respuestas futbolísticas.
Los ingresos de Enzo Fernández, Álvarez y Palacios resultaron claves en el funcionamiento grupal del equipo, liderado por Messi desde el carácter y los pases precisos. Con pocas llegadas, y en un juego que rondaba los 65 minutos y no pasaba nada, el mejor del mundo recibió en la medialuna, controló de manera magnífica y sacó un zurdazo que solo él puede realizar para ponerla a un palo abajo del arco de Ochoa.
El grito de desahogo fue el de todo un país que esperaba esto, que la bandera en el verde césped lo guíe a un camino de flores y con luz en la gran oscuridad que generó la semana. Tras ese tanto, se abrieron los espacios defensivos mexicanos, quienes no volvieron nunca al juego (apuntaban al pelotazo y corridas individuales), y el mencionado Fernández liquidó el pleito en un córner rápido, amagó en el área y definió con clase al palo más lejano para clavar la pelota en el ángulo más lejano.
La victoria 2 a 0 trae tranquilidad, esperanza y pone un alto a las críticas injustas hacia un proyecto de tres años y medio con 36 partidos invictos y dos títulos bajo el brazo. Ahora se viene Polonia el miércoles 30 en el estadio 974 a las 16:00 para cerrar el grupo como punteros, pero para eso hay que ganar de nuevo.
¡Leo, en vos confiamos!