Un 76% de los productores mantiene aún stocks de soja y maíz sin vender. Dentro de ese grupo, un 30% conserva más del 50% sin precio. La gran mayoría (84%) planea destinar esa mercadería al pago de alquileres y a financiar la próxima campaña, mientras que un 29% la retiene a la espera de una mejora en los precios internacionales.
“Con tasas de interés reales muy altas y un crédito limitado, el productor privilegia financiarse con fondos propios. Por eso el manejo de stocks de granos se convirtió en la principal herramienta para cubrir costos de la campaña 2025/26”, explica Steiger.
Elecciones y clima económico
El relevamiento también muestra que las elecciones legislativas de octubre constituyen un factor central en las decisiones de los productores. La expectativa sobre la continuidad del plan económico y de las reformas estructurales del Gobierno genera un clima de espera en el sector, que condiciona la toma de decisiones de inversión.
“El productor entiende que este año no solo se juega la rentabilidad de la próxima campaña, sino también la dirección de la política económica de los próximos años. Por eso muchas decisiones se postergan hasta ver el resultado electoral y la consistencia de las medidas”, subraya Steiger.
Planes de siembra: más maíz, menos soja
El 44% de los productores manifestó que modificará sus planes de siembra para la campaña 2025/26. La tendencia es clara: más área de maíz temprano y menos de soja.
La proyección de áreas es la siguiente: maíz temprano 28,4%, soja de primera 28,1%, trigo/soja de segunda 14,7%, trigo 10%, maíz tardío 7,9%, girasol 6,4% y otros cultivos 2,9%.
Según Steiger, “el cambio en la estrategia de siembra refleja un análisis de rentabilidad relativa entre cultivos, pero también el aprovechamiento de condiciones climáticas favorables para el maíz temprano”.