Sebastián Álvarez, productor agropecuario de Las Breñas, Chaco, enfrenta una situación desesperante: a pesar de que no llueve hace una semana, le llega agua en forma permanente por un canal de desvío que no se terminó
Desde hace una semana, Sebastián Álvarez, un productor agropecuario de Las Breñas, Chaco, vive una situación desesperante porque, a pesar de que no llueve desde el lunes pasado no deja de ingresar agua a su campo. La causa, según denunció, se encuentra en una obra pública inconclusa que se inició en 2019 y que ha dejado sumergidas en su propiedad alrededor de 30 hectáreas de soja y hortalizas, junto con la pérdida de más de 800 gallinas ponedoras, luego de las intensas lluvias de la semana pasada.
“Cuando llueve 200 milímetros es lo mismo que si hubieran caído 1500 milímetros. Dejó de llover, hay un sol radiante, pero nosotros seguimos recibiendo agua”, dijo el productor, que tiene un campo de 100 hectáreas y es la tercera vez que sufre un hecho de estas características.
Tras la inundación de 2019, catalogada como la más grave de las últimas tres décadas, donde más de dos millones de hectáreas del Chaco quedaron afectadas, Álvarez explicó que se hizo un canal de desvío para evitar que el agua ingrese en el pueblo. El problema es que como la obra no se continuó, toda el agua que corre por el canal desemboca en su campo. La responsabilidad de la obra es del gobierno provincial.
“El proyecto original era que el canal debía seguir desde mi campo unos cuatro kilómetros más por la banquina de la ruta y desembocar en las vías con el canal Pampa del Cielo, donde en caso de que haya inundaciones no afectar a nadie. Sin embargo, nunca lo terminaron”, manifiesto.
La problemática se agrava aún más, advirtió, con el abandono de la obra de la ruta 6. ”Es un desastre, porque desde que se comenzó con esa obra que la dejaron sin terminar, es impresionante la cantidad y la fuerza con la que viene el agua desde esa dirección hacia el campo”, indicó.
El productor tiene unas 100 hectáreas. Estimó que ya hay 20 hectáreas de soja perdidas, en horticultura unas tres hectáreas y el espacio en donde tiene las gallinas ponedoras, que ya murieron 800. También cría cerdos, pero debido a que todo quedó inundado, tuvo que construir unas parideras, ya que dentro de un mes las cerdas deben parir.
Es al menos la tercera vez que al productor se le inunda el campo en los últimos tres años. “Sufrí una en 2019, otra en 2020, después pararon por la sequía extrema y ahora que volvieron las lluvias estoy de vuelta inundado. Lo más preocupante es que esto recién empieza porque todavía no es la época del año de lluvias importantes y ya estoy tapado de agua”, dice. El productor teme porque, según indicó, entre febrero y marzo es cuando se dan las lluvias relevantes.
Álvarez contó que incluso firmó un convenio con la firma a cargo de la elaboración de la ruta 6, antes de que comenzara la obra, en el que el productor se comprometía a ceder cinco hectáreas para que construyeran un reservorio de agua y que la tierra que se extraía fuera utilizada para la construcción de la ruta.
“Busqué todas las formas posibles para que la situación me afectara lo menos posible, pero nunca me dieron la respuesta, incluso habiendo estado dispuesto a sacrificar una parte de mi campo. Se tiran la pelota de uno a otro y la situación nunca se resuelve”, lamentó.
Intentó hablar con autoridades municipales y los encargados de agua, pero nunca encontró una respuesta concreta. “Siempre cuando había lluvias importantes se inundaba solo el bajo del campo, que abarca unas dos hectáreas, pero desde que hicieron estas obras todo se desborda”, comentó.
Álvarez aseguró que no es el único afectado. “La fuerza con la que llega el agua y el volumen son tan intensos que todo colapsa y rebalsa hacia todos lados, ya que nunca se construyó una salida adecuada. Los campos quedaron todos inundados”, relató.
“Estamos re mal”, sostuvo el productor que está preocupado por sus padres que, indica, “son los que más sufre esta situación”.
“Más allá de lo emocional, lo económico también te deja muy afectado, porque cuesta muchos años volver a levantar la cabeza por los gastos y todo lo que se pierde. Encima, si sigue lloviendo, voy a seguir perdiendo cada vez más porque esta agua que ingresa no tiene salida”, concluyó.