Horas después de que se desalojara el predio tomado por cientos de personas desde julio en Guernica, y tras los incidentes registraron entre policías y manifestantes, que dejaron varios heridos y al menos 35 detenidos, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un documento para manifestar su postura: «La Iglesia no avala las tomas».
«Mucho menos aceptable es el oportunismo de quienes se aprovechan de la extrema necesidad de los más pobres para usarlos en función de sus propias ganancias y clientelismo político», agrega el comunicado, que sin embargo reconoce que las ocupaciones evidencian «la precaria situación de tantas familias». «Como cristianos nos sentimos interpelados ante toda forma de exclusión que deja a hombres y mujeres sin un techo digno».
La Iglesia también se refirió a los incidentes registrados hoy entre oficiales y manifestantes y aseguró: «No podemos dejar de expresar también la preocupación por cualquier resolución de estos conflictos que naturalice la violencia y ponga en riesgo la vida de las personas».
En otro momento del texto, firmado entre otros por el monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro, y el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, el organismo le reclama al Estado su responsabilidad en la creación de políticas para brindar acceso a la vivienda y al trabajo digno.
«En estas horas dramáticas, en que los casos se replican, confiamos en que una diligente intervención de la justicia evitaría escaladas de violencia entre las partes. Con la autoridad de su mediación se facilitaría el diálogo con las autoridades proponiendo posibles alternativas para las familias pobres que verdaderamente necesiten un lugar para vivir».
Por último, destacan: «Nos conmueve la cantidad de niños implicados, ellos esperan una respuesta seria y rápida de nosotros los adultos».
A principios de semana, en una protesta frente a la Sociedad Rural en reclamo por las tierras tomadas en Entre Ríos, pertenecientes a la familia Etchevehere, Grabois aseguró que hay sectores religiosos que están con él en la lucha por el control de esas hectáreas. Tras ello, desde el Episcopado, advirtieron que el referente «contribuye a la grieta» y así buscaron, de nuevo, distanciarse.
Fuente: La Nacion