Fuente La Nación Campo
Tras haber perdido en 2023 un liderazgo de 25 años por la sequía, en los primeros seis meses de 2024 volvió a ser el país que más vendió harina de soja
La Argentina recuperó el primer lugar en el mercado internacional de harina de soja, tras la sequía que afectó la campaña 2022/23 e hizo que cediera ese puesto a Brasil luego de 25 años de dominio. En rigor, en los primeros seis meses del año logró incrementar las exportaciones de este producto en un 46% respecto al primer semestre de 2023 y volvió a lo más alto del podio. A nivel anual la harina de soja suele ser un producto que deja para el país unos US$10.000 millones, constituyéndose en el principal rubro de exportación.
El dato surge de un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que señaló que entre enero y junio pasado la Argentina colocó en el mundo 13,71 millones de toneladas, mientras que Brasil vendió 11,40 millones de toneladas. Estados Unidos quedó tercero con 7,62 millones de toneladas. Para comparar, en 2023, en el marco de la sequía que hizo perder producción, mientras en ese período la Argentina exportó 9,41 millones de toneladas Brasil lo hizo por 10,76 millones de toneladas y Estados Unidos comercializó 7,46 millones de toneladas.
Según la entidad bursátil, en los últimos 10 años se observó que aproximadamente la mitad del crushing anual se realiza durante el primer semestre del año en Argentina, Brasil y Estados Unidos. Estos dos últimos exhiben una tendencia de crecimiento sostenido y relativamente estable a lo largo del período analizado. En contraste, la Argentina presentó mayor variabilidad a lo largo de la última década.
“Hace cinco años la Argentina explicaba casi la mitad del total de importaciones de harina de soja de la región asiática, sin embargo, desde la campaña 2020/21 su participación sobre el mercado oriental no ha parado de caer, intensificando esta tendencia la fuerte sequía del último año. Así, mientras las importaciones de la región crecieron 12%, la participación argentina en aquel mercado cayó a mínimos históricos”, precisó.
La entidad recordó que durante la campaña 2022/23 el país sufrió la peor sequía de los últimos 60 años, lo que afectó gravemente su capacidad de producción y molienda. “Frente a este escenario, Brasil superó a la Argentina como principal exportador de harina de soja por primera vez en 25 años”, recordaron.
Sin embargo, explicaron que, a pesar del crecimiento interanual, al evaluar el desempeño sobre el mediano plazo la dinámica productiva local se ve sobrepasada por sus más cercanos competidores. “Es importante señalar que este crecimiento moderado está influenciado por una capacidad ociosa que se ha mantenido cerca del 42% durante las últimas tres campañas de producción normal. A pesar de contar con infraestructura para aumentar la molienda de soja, no se ha observado un aumento significativo en la producción sojera en los últimos años”, remarcó.
Resaltó que, en comparación con Brasil y Estados Unidos, la Argentina cuenta con una menor cantidad de plantas procesadoras, pero estas son más grandes y eficientes, por lo que la capacidad teórica de procesamiento anual total es comparable a la del país vecino y no muy lejana a la de los norteamericanos. “A la vez, en la Argentina, a diferencia de otros países competidores la localización de la industria está geográficamente concentrada, en este caso alrededor de la ciudad de Rosario donde se localiza prácticamente el 80% de la capacidad de crushing nacional”, mencionaron.
La entidad señaló que durante el primer semestre de 2024, Brasil experimentó una disminución en el crushing de soja, un fenómeno que se desvía de la tendencia creciente de los años previos. Esta caída puede atribuirse a una combinación de factores coyunturales que han afectado al sector. Por un lado, la industria ha enfrentado márgenes menos favorables, principalmente debido a un incremento en costos operativos. Este aumento en costos es resultado de las nuevas modificaciones impositivas implementadas a principio de año, las cuales han presionado los márgenes de rentabilidad de las plantas procesadoras. Sumado a esto, el sector ha tenido que lidiar con los efectos de la histórica inundación que afectó al estado de Rio Grande do Sul, una región clave en la producción de soja.
“En términos generales, Estados Unidos y Brasil superan significativamente a Argentina en términos de volumen total de crushing de soja. Sin embargo, esta diferencia no se traduce directamente en una mayor presencia en el mercado internacional de exportación. La razón principal radica en los patrones de consumo interno de cada país, ya que tanto Estados Unidos como Brasil destinan una proporción sustancial de su producción al mercado doméstico. No obstante, año a año, la participación sobre el mercado internacional de ambos ha tendido a incrementarse al compás de un mercado comprador que se ha fortalecido”, indicaron.
En este sentido, la entidad indicó que, teniendo en cuenta las estimaciones comerciales para esta campaña 2023/24, en un período de catorce años, las importaciones mundiales de harina de soja habrían aumentado un 25%, al tiempo que las exportaciones desde Estados Unidos y Brasil se habrían incrementado sostenidamente a un ritmo promedio anual del 4% y 3,2% respectivamente durante el mismo período de tiempo.
“En las antípodas de sus pares americanos y marcado por la alta volatilidad, durante los últimos catorce años nuestro país ha decrecido su ritmo promedio anual de envíos al exterior de harina de soja en -0,9%. Aunque la Argentina hoy mantenga la posición de principal referente sobre el comercio internacional de harina de soja, ya no lo hace de forma indiscutida y ha sabido perder terreno sobre un mercado que no ha parado de crecer”, precisaron.