- “Javier Milei es de los presidentes de este último tiempo que más conoce a los medios. No hemos tenido un presidente más conocedor de ellos desde Bartolomé Mitre. Nació como líder en la incubadora mediática. La lógica de los medios es mejor comprendida por este nativo mediático que por muchos periodistas. Por eso, la relación entre Milei y la prensa no es solucionable”.
- “Un gobierno es una jineteada de cuatro años siempre. Y en este gobierno, puntualmente, uno de los temas centrales de esa jineteada será la relación tirante con los periodistas. Al ADN de su acción y su discurso, es evidente que este será problema permanente”.
- “Nos encontramos en un ciclo social en el que hay cansancio, hay trauma, y la gente se expresa a los gritos. La comunicación de hoy es agresiva. El lema parece ser “haga patria, insulte a un moderado”. Aquella persona que tiene dudas, que busca los matices y completar la realidad, parece un tibio. La convicción es gritar, quien insulta es quien tiene convicción y las cosas claras, mientras el que es más moderado es dudoso”.
- “Pero al grito se le responde con calma, y al insulto con más rigor. Como ha dicho el gran editor estadounidense Marty Baron, sobre quien se hizo la película Spotlight, “we are not at war, we are at work”. Y esto también nos recuerda que el desprecio por la prensa en el discurso político es una señal de época en el mundo, y no solo acá”.
- “La nueva normalidad mundial es que en todos los países hay sectores políticos que tienen una gran hostilidad hacia el periodismo profesional, hacia el periodismo independiente, hacia el periodismo crítico y, en algunos casos, esos grupos políticos llegan al poder. Ha pasado en los Estados Unidos, en Brasil y durante el kirchnerismo se vivió una situación así en la Argentina. Ahora con Milei se está repitiendo lo mismo, por lo menos por ahora. Cuando eso ocurre quiere decir también que hay sectores sociales que avalan, apoyan y valoran esa actitud hostil hacia el periodismo profesional, por lo tanto, estos estos ataques tienen la complicidad de amplios sectores sociales, a veces (desgraciadamente) muy amplios que son semicómplices de esta agresividad de dirigentes políticos contra los medios y, a su vez, también semivíctimas porque terminan consumiendo y nutriéndose de información y opinión muy sesgada de una sola fuente. Finalmente, terminan colaborando con la fábrica de fake news y consumiendo ellos mismos fake news”.
- “Los efectos inmediatos de esta tendencia que se está agravando es que la prensa volverá a dividirse, como estuvo en el kirchnerismo: por un lado, un sector del periodismo que pierde toda relación con el gobierno y, por el otro, un sector que funciona como su vocero. El propio Milei sugirió a sus funcionarios y líderes parlamentarios evitar a los periodistas percibidos como distantes. El efecto de eso es inmediato, como dijo el último comunicado de Fopea: “La información oficial se ha convertido en una dádiva”.
- “El derecho a la crítica es clave. El presidente debe criticar a los medios, pero una cosa es la crítica y otra es la intimidación, el insulto y el agravio, que además sabemos que va seguido de otras consecuencias. Porque esto genera también una oleada de agresión digital a los periodistas que puede llegar, en algunos, casos a lo físico”.
- “¿Es violento el presidente en sus modos con la prensa? Si es un ciclo en el cual la gente está muy enojada y expresa su enojo así, no será nuestra función desde el periodismo avalar esos modos jamás. Quizás este será un tiempo donde estemos en minoría, rodeados de hostilidad, pero nosotros no podemos renunciar a promover la civilidad en una sociedad y promover el diálogo. Forma parte del eje de la tarea periodística”.
- “Ahora es posible que los funcionarios duden antes de hablar con periodistas porque puede traerles problemas con el presidente. Ante un presidente que tiene explosiones de ira a veces -que no tenemos forma de saber si son tan controladas o no- el propio entorno se encuentra intimidado. Y ante la intimidación de su entorno, donde nadie está dispuesto a decirle la verdad al jefe, es que se generan las crisis y la solución de los problemas es mucho más complicada. Es parecido a lo que pasó durante el gobierno de Cristina Kirchner, en el que sus funcionarios temían hablar en público con los periodistas y, a veces también en privado, para no quedar en offside con la presidenta”.
- “Si un gobierno considera cualquier duda, pregunta o cuestionamiento una crítica opositora, posiblemente empiece a cortar relaciones con ese periodismo. El presidente Milei podría cambiar esa tendencia si, por ejemplo, se le ocurriera dar una conferencia a prensa donde esté dispuesto a responder todas las preguntas. Deseo que eso ocurra, no sé será posible. Pero todas las tendencias pueden cambiarse si hay la voluntad, aunque no sé si en este caso existe realmente la voluntad de hacerlo”.
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