Durante el segundo semestre del año 2022 se realizó en el Municipio de las Varillas, Provincia de Córdoba, un estudio de consumo de sustancias psicoactivas y factores asociados entre estudiantes de enseñanza media.
El estudio surge en el marco de un proyecto conjunto entre la Unidad de Estudios Epidemiológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y la Municipalidad de las varillas: Dentro de este proyecto la Municipalidad de las Varillas solicitó la formación de integrantes de la comunidad, y la misma fue
garantizada a partir de la participación de los mismos en la Diplomatura “Perspectivas actuales sobre problemas asociados al uso de drogas”.
A tal fin, y siguiendo la metodología propuesta por el Observatorio Argentino de Drogas de SEDRONAR, se realizó el estudio entre los estudiantes de segundo, cuarto y sexto año. En este caso en particular, a diferencia de los estudios de la SEDRONAR que realizan muestras, se contó con el apoyo y el interés de toda la comunidad
y se pudo acceder a realizar la encuesta en los cinco colegios de nivel medio y en todos los cursos de segundo,
cuarto y sexto año de cada uno de los establecimientos. Se entrevistaron 746 estudiantes, pero fueron
descartados para el análisis 6 estudiantes por proporcionar datos no confiables.
Se trata de un estudio cuantitativo, que estuvo a cargo del Doctor Raúl Ángel Gómez y la Doctora Alejandra Cuasnicu, consistente en la aplicación de un cuestionario autoadministrado, anónimo y voluntario. El cuestionario contiene preguntas sobre consumo de sustancias psicoactivas y otros factores asociados. Se trata de 108 preguntas, la mayoría precodificadas. Abordan cuestiones relativas al consumo de
sustancias, edad de inicio, patrones de consumo, autoperspectiva en relación a los vínculos familiares, el rol de la escuela, el entorno de amigos, las características sociodemográficas, actividades de tiempo libre, vida sexual, bienestar psicológico y perspectivas de futuro.
El objetivo general del proyecto es describir y caracterizar la magnitud y los patrones de consumo de sustancias
psicoactivas y factores asociados entre los estudiantes de enseñanza media de las Varillas. Los objetivos específicos son estimar las prevalencias de vida, año y mes de consumo de sustancias psicoactivas de la población mencionada, analizar los patrones de consumo, analizar y vincular factores contextuales, vinculares y de estilos de vida de los estudiantes con sus niveles y patrones de consumo.
El trabajo de campo estuvo a cargo de estudiantes de la Diplomatura Universitaria en perspectivas actuales sobre problemas asociados al uso de drogas residentes en las varillas, en los roles de “responsable de visitar los establecimientos educativos y facilitar en cada curso la completitud de los cuestionarios por parte de los
estudiantes”, y en el de “ingresador de los datos”. El mismo fue coordinado y supervisado por la Licenciada Verónica Nieto. La capacitación de los participantes y el armado de la base de datos estuvo a cargo del coordinador del proyecto y de la mencionada licenciada. El análisis de los datos estuvo a cargo de los Doctores
Gómez y Cuasnicu de la Unidad de Estudios Epidemiológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba.
Rendimiento Escolar
A partir de los indicadores anteriormente analizados se construye la escala o índice de desempeño escolar. El índice varía entre 1 y 6, donde 1 es el valor que indica la mejor performance y el valor 6 indica el peor desempeño escolar.
Y si bien la relación no es absolutamente lineal, los estudiantes cuyo desempeño es -según esta escala-, mejor, muestran tasas de consumo considerablemente inferiores a las de los de peor performance para las cinco sustancias analizadas. De este modo, se puede concluir que cuando los estudiantes sienten que sus escuelas son más exigentes y estrictas, faltan menos, tienen menos problemas de conducta y no han repetido, tienen probabilidades de consumir mucho más bajas que los que se sitúan en el otro extremo.
El rol de la familia
La encuesta indagó sobre el nivel de atención de los padres en relación a la vida de sus hijos, desde la percepción de los estudiantes. Esta percepción es central en la comprensión de la importancia que tiene la cercanía de los padres respecto de sus hijos y la asociación con el consumo de sustancias psicoactivas. Este aspecto se aborda a partir de una escala de actitud que se construye a través de 7 preguntas que indagan
sobre algunos comportamientos de los padres respecto de sus hijos. El índice varía entre 1 y 6, donde el valor 1 indica la peor situación o de no atención y cuidado por parte de los padres hacia sus hijos y 6 es el valor que indica la mejor situación. Del mismo modo que en relación al rol de la escuela, se analiza primero cada uno de
los indicadores y luego el índice que los combina.
En primer lugar, la mayoría de los estudiantes respondieron que sus padres saben dónde están cuando no están en la escuela, mientras que un 16% mencionaron que a veces no saben y un 6,7% que nunca saben.
Otra de las preguntas que forman parte del índice, indagó sobre la cantidad de días en los cuales los estudiantes comparten la mesa (para desayunar, almorzar, cenar o merendar) con sus padres. Casi el 80% señala hacerlo todos los días o al menos seis por semana, y en el otro extremo, el 4,1% no come con los padres
ningún día, mientras que el 7,4% lo hace solo uno o dos días por semana.
Indice de Protección Familiar
En función de estos indicadores se construyó un índice de protección familiar. El mismo varía entre 1 y 6,
correspondiendo 1 a padres más atentos a la vida de sus hijos, y 6, al extremo opuesto. Del mismo modo que para el índice de desempeño escolar, se observa que, a pesar de no tratarse de una relación absolutamente lineal, los estudiantes cuyos padres están más atentos a lo que hacen presentan prevalencias sustancialmente
inferiores a los de padres menos protectores para las cinco sustancias analizadas. De este modo, se puede concluir que cuando los estudiantes sienten que sus padres están más presentes en sus vidas tienen probabilidades de consumir mucho más bajas que los que se sitúan en el otro extremo.
Los padres y el consumo de los hijos
Por último, se les preguntó a los estudiantes cuál piensan que sería la reacción de los padres si se enteran que consumen marihuana o alguna otra droga ilícita.
En relación con el potencial consumo de marihuana la mitad de los estudiantes piensa que sus padres hablarían con ellos y el 33% buscaría ayuda profesional. Un 12,3% esperaría un castigo y solo un 2% piensa que no se preocuparían o harían como que no saben.
El entorno y el rol de los amigos
En relación al entorno y al grupo de amigos, se analiza si los amigos consumen alguna sustancia y la relación entre el consumo propio y el de las amistades. También se indaga si consideran tener acceso a las distintas sustancias y si les han ofrecido alguna vez y donde.
Primero se analiza la tenencia de amigos que consumen alcohol o fuman marihuana y segundo, su relación con el consumo reciente de cada una de estas sustancias.
La mitad de los estudiantes respondieron que todos o casi todos sus amigos toman alcohol, y apenas un 11,7% señaló que ninguno lo hace.
Oferta de consumo
En relación a haber recibido oferta de otras sustancias, un 16,2% dijo haber recibido oferta de cocaína, el 11,2% de éxtasis y el 17,3% de otras pastillas. Los lugares más mencionados son las fiestas o festivales en primer lugar y en segundo, las redes sociales.
Respecto a la facilidad para conseguir las sustancias, la referida como de mayor acceso es la marihuana, ya que el 27,2% lo considera fácil, seguidos por los tranquilizantes, mencionado como accesible por el 15%.
Apenas un 8,1% cree que es fácil obtener cocaína, el 7,6% estimulantes y un 5,5% anfetaminas o metanfetaminas.
Consumo de riesgo o abusivo de alcohol
Uno de los indicadores que permiten identificar el consumo abusivo, se refiere a situaciones puntuales de intoxicación o borrachera, que pueden haberse dado con cualquier cantidad y tipo de bebida alcohólica.
Sobre el total de estudiantes que declaran consumo en el último mes, el 26,2% reconoce haberse emborrachado o haber tomado más de la cuenta. Entre los varones, esta situación alcanza al 24,4% y entre las mujeres, al 28%.
Sin especificar el tipo de bebida alcohólica consumida, se les preguntó a los estudiantes que tomaron alcohol en el último mes, sobre cuántas veces lo hicieron en magnitudes de 5 tragos o más en una misma ocasión o salida. Esta magnitud ya es considerada una medida de abuso o binge drinking.
El abuso de alcohol de acuerdo a este indicador, es superior entre los varones, aunque las mujeres beben en forma preocupante también. Las respuestas indican que el 65% de los estudiantes consumió, aunque sea una vez esta cantidad en los últimos 15 días.
Cuando se analiza por grupo de edad se observa que cuanto más grandes son los estudiantes el lugar más frecuente de consumo es el boliche, y por el contrario, cuanto más jóvenes, una fiesta. Resulta preocupante observar que el porcentaje que declara haberlo hecho en la calle o en su casa es mayor entre los de 14 años o menos.
Alcohol y conducción
Analizando en los cuadros siguientes, el comportamiento de los estudiantes de acuerdo a cada uno de los indicadores, se observa que el 40% aproximadamente ha viajado en un auto conducido por una persona que había consumido alcohol (sea él mismo o no), siendo esto más alto en las mujeres, aumentando significativamente con la edad de los estudiantes, con el evidente riesgo para la seguridad propia y ajena.
En cuanto al consumo que inquieta a amigos o familiares, también se releva a más de un tercio de estudiantes en esta situación, aunque la misma es levemente superior entre las mujeres y tiende a aumentar en el grupo de los de 15 y 16 años.
Es importante señalar que tres de cada diez estudiantes (más las mujeres que los varones incrementándose con la edad), han bebido alguna vez para relajarse, sentirse mejor o integrarse en un grupo. Y que un porcentaje similar ha olvidado alguna vez lo que hizo al haber tomado alcohol.
Al indagar si los estudiantes consideran haberse metido en problemas por el consumo de alcohol, las respuestas positivas disminuyen a la mitad del indicador anterior, en este caso con mayor énfasis entre los varones y a medida que los estudiantes son más grandes.
Cuando se pregunta si alguna vez se han olvidado lo que hicieron al consumir alcohol se observa que el 42% refiere que ha pasado por esta situación, que sería un indicado de un episodio al menos de intoxicación aguda. Siendo mayor el porcentaje en mujeres e incrementándose significativamente con la edad.
Por último, resulta llamativo que más de tres de cada diez alumnos respondan haber consumido alcohol estando solos, más entre los varones y con un claro efecto de la edad.
Consumo de riesgo de marihuana
Para estimar abuso de marihuana se construye una escala que clasifica el consumo en bajo riesgo, riesgo moderado y alto riesgo, utilizando cinco preguntas para aquellos estudiantes con consumo reciente, el 9,7% del total entrevistado, sobre cuántas veces fumaron antes del mediodía, estando solas o solos, tuvieron problemas de memoria al fumar, algún familiar o amigo le sugirieron que deberían reducir el consumo, o si intentaron reducirlo y no pudieron.
Se observa que ningún estudiante con consumo reciente de marihuana muestra un uso de alto riesgo, aunque alrededor de un tercio tiene un consumo de riesgo medio, superior entre las mujeres.
Si bien son pocos los de 13 y 14 años que consumen marihuana, cuando lo hacen tienen un mayor consumo de riesgo que los mayores. Los que consumen de manera menos abusiva son los de 15 y 16 años.
Conducta Sexual
La mitad de los estudiantes declaran haber tenido relaciones sexuales, sin distinción por sexo.
Como es de esperar el porcentaje que tiene relaciones sexuales asciende con la edad, produciéndose el mayor incremento entre los 14 y los 15 años. Debe mencionarse que el 18,3% de los de 13 años y el 27,9% de los de 14 años declararon tener relaciones sexuales.
Si bien la mayoría de los que tienen relaciones sexuales declaran utilizar siempre anticonceptivos, es importante resaltar que el 8,5% de las mujeres y el 14,2% de los varones nunca los utilizan, y el 20,1% de las mujeres y el 25,4% de los varones los utilizan a veces.
Resulta una alerta que los estudiantes de 13 años que mantienen relaciones sexuales son los que en menor medida declararon utilizar métodos anticonceptivos. Alrededor del 68% de los del resto de las edades los utilizan siempre, mientras que los que en menor medida respondieron no utilizarlos nunca son los de 14 y 15 años.
Más de la mitad de los estudiantes que declararon tener relaciones sexuales mencionaron tener pareja estable, en mayor proporción las mujeres, el 8,5% que tiene múltiples parejas, siendo esta situación más mencionada por los varones, y el resto tiene relaciones esporádicas, en el caso de los varones cerca de la mitad.
Los estudiantes de 13 años que tienen relaciones sexuales son los que en mayor proporción lo hacen con pareja estable, seguidos por los de 14 años. Resulta relevante mencionar que la mitad de los estudiantes de 16 años mencionó tener relaciones esporádicas, situación que se repite para el 41,8% de los de 15 años y el 37,7% de los de 17 años y más.
Conclusiones
En relación a la magnitud del consumo se analizó si los estudiantes probaron alguna vez la sustancia y si la consumieron durante el último año.
En primer lugar, La gran mayoría de los estudiantes encuestados ha probado alguna vez alcohol(81,5%), tres de cada diez han probado tabaco, el 12,6% marihuana, el 7,0% tranquilizantes sin prescripción médica, el 2,9% estimulantes sin prescripción médica, mientras que el resto de las sustancias no supera el 2%. Por su baja prevalencia, no se puede analizar por subuniversos aquellas sustancias que han sido probadas por menos del 2% de los estudiantes.
Por su parte, siete de cada diez estudiantes bebieron durante el último año, un cuarto fumó tabaco, uno de cada diez consumió marihuana, mientras que el 3,9% y el 1,6% hicieron uso sin prescripción médica de tranquilizantes y estimulantes, en ese orden.
Si se analiza por sexo se observa que los varones han probado alguna vez en la vida en mayor medida alcohol, mientras que las mujeres han consumido alguna vez en mayor proporción tabaco, marihuana, tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica. La diferencia que resulta más relevante es en relación al tabaco, sustancia para la cual las mujeres manifiestan una prevalencia un cuarenta por ciento más alta que entre los varones.
En relación a haber consumido el último año según sexo, el comportamiento difiere. No se observan diferencias por sexo para el consumo de alcohol ni de estimulantes sin prescripción médica y el de marihuana es superior entre los varones. La diferencia se mantiene superior entre las mujeres para el tabaco y los tranquilizantes sin prescripción médica. Esto puede deberse tanto a una mayor adherencia al consumo por parte de los varones de las primeras sustancias, como a que las mujeres probaron antes del último año y los varones durante este periodo Se observar un fuerte incremento a partir de los quince años para las sustancias más prevalentes.
Casi la totalidad de los estudiantes de 15 años o más ha bebido alcohol al menos una vez, aunque cerca del 60 por ciento de los menores de hasta 14 años lo han hecho. En cuanto al tabaco, mientras menos de un 8 por ciento de los menores de hasta 14 años lo ha probado, casi cuatro de cada diez estudiantes de 15 y 16 años han fumado alguna vez y cerca de la mitad de los de 17 años y más se
encuentran en esta situación. El consumo de marihuana muestra mientras solo un 2,2% de los más jóvenes probó, lo hizo el 14% de los de 15 y 16 años y casi un 25% de los de 17 años y más. Por último,
en el uso de tranquilizantes sin prescripción médica, el salto es menos abrupto, ya que se observan
prevalencias de vida de 4,1% para los de 14 años y menos, de 4,9% entre los de 15 y 16 años,
alcanzando un 6,6% para los del grupo de los mayores. En el caso de los estimulantes sin prescripción
médica, se observa un comportamiento disímil, ya que los grupos más prevalentes son los de hasta
16 años, aunque debe tenerse en cuenta que se trata de un total de 22 estudiantes.
El consumo durante el último año mantiene este comportamiento, a excepción del uso de
estimulantes, que tiene su pico de uso durante el último año entre los 15 y 16 años.
En relación a la edad en que se consumió por primera vez cada sustancia, puede señalarse que el
alcohol es la sustancia que primero se prueba y la marihuana, la de inicio más tardío.
Los estudiantes de colegio privado muestran prevalencias de vida más altas de las sustancias de
mayor consumo, es decir alcohol, tabaco y marihuana. Este comportamiento se mantiene en relación
al consumo durante el último año, excepto para los tranquilizantes, sustancia para la cual no se
observa diferencia por tipo de colegio.
En cuanto al turno de cursada, a excepción de los psicofármacos sin prescripción médica que han sido
consumidos alguna vez en la vida en mayor proporción por los estudiantes que asisten al turno
mañana, todas las restantes sustancias tienen prevalencias considerablemente superiores entre los
del turno tarde. Cuando se analiza el consumo durante el último año, para todas las sustancias es
superior entre los del turno tarde.
Respecto a los factores de riesgo y protección, se puede concluir que cuando los estudiantes sienten
que sus escuelas son más exigentes y estrictas, faltan menos, tienen menos problemas de conducta
y no han repetido, tienen probabilidades de consumir mucho más bajas que los que se sitúan en el
otro extremo. En relación al rol de las familias, se observa que, cuando los estudiantes sienten que
sus padres están más presentes en sus vidas tienen probabilidades de consumir mucho más bajas
que los que se sitúan en el otro extremo.
Acerca del entorno de amigos, se analizó la relación entre el uso de alcohol y marihuana por parte
del grupo y el propio, y en este sentido, se observa que ambos están muy relacionados, en especial
en cuanto al consumo de marihuana.
Si bien la mayoría de los estudiantes no refiere haber recibido oferta de marihuana, entre los que si
recibieron y mencionaron en donde, se destacan las fiestas o festivales (esto mismo ocurre en
relación a la oferta de otras sustancias). Entre los que no mencionan haber recibido oferta de esa
sustancia, solo consumieron recientemente el 1,6%, mientras que entre los que recibieron, la
prevalencia de año de marihuana asciende al 25,1%.
Por otro lado, no se observó que los estudiantes que la realización de actividad física, artística ni el
uso de redes sociales opere en forma lineal como un factor de protección.
Acerca de las perspectivas a futuro, las mejores expectativas operan en general como un factor que
desestimula el uso de sustancias, aunque el consumo de alcohol es muy alto en todos los grupos.
Por último, la percepción de riesgo muestra una relación directa con el nivel de consumo de reciente
de cada sustancia. Aquellos que consideran que el riesgo de consumir cada sustancia es grande,
muestran menores prevalencias para todas las sustancias. El desconocimiento del riesgo de consumir
tabaco y alcohol también opera como un factor de riesgo importante.
Si se analiza el consumo de riesgo de tabaco, este es superior entre las mujeres, con un consumo
más concentrado durante los fines de semana, pero en una mayor cantidad que sus compañeros
varones.
El consumo abusivo de la sustancia de mayor consumo, el alcohol, fue medido a partir de varios
indicadores.
Sobre el total de estudiantes que declaran consumo en el último mes, un cuarto reconoce haberse
emborrachado o haber tomado más de la cuenta, más entre las mujeres. Los episodios de borrachera
o intoxicación se incrementan fuertemente a partir de los 15 años.
Sin especificar el tipo de bebida alcohólica consumida, se les preguntó a los estudiantes que tomaron
alcohol en el último mes, sobre cuántas veces lo hicieron en magnitudes de 5 tragos o más en una
misma ocasión o salida. Esta magnitud ya es considerada una medida de abuso o binge drinking. El
abuso de alcohol de acuerdo a este indicador, es superior entre los varones, aunque las mujeres
beben en forma preocupante también. Entre los estudiantes que tienen 14 años o menos las
situaciones de abuso en los últimos 15 días alcanza al 50 %, entre los que tienen entre 15 y 16 años,
al 64,8 % y entre los estudiantes mayores, al 61,2%. Esta situación se da en la mayor parte de los
casos en boliches, bares o fiestas, mientras que un cuarto lo hizo en su casa o en la de sus amigos.
Otro indicador más global que permite analizar la probabilidad de consumo problemático de alcohol
es la escala CRAFFT, a partir de seis indicadores relativos a dificultades personales o en la interacción
social que puede haberle causado el consumo de alcohol, se considera que si el estudiante con
consumo reciente de alcohol ha respondido afirmativamente al menos dos de estas preguntas, puede
presentar un uso problemático de la sustancia. Un poco más de la mitad de los estudiantes que
consumieron alcohol el último año lo estaría haciendo en forma problemática. Las mujeres son más
propensas que los varones a pasar por estas situaciones.
Según este indicador, el porcentaje de estudiantes que pueden haber consumido alcohol en forma
problemática también aumenta con la edad.
Para estimar abuso de marihuana se construye una escala que clasifica el consumo en bajo riesgo,
riesgo moderado y alto riesgo, utilizando cinco preguntas para aquellos estudiantes con consumo
reciente, el 9,7% del total entrevistado, sobre cuántas veces fumaron antes del mediodía, estando
solas o solos, tuvieron problemas de memoria al fumar, algún familiar o amigo le sugirieron que
deberían reducir el consumo, o si intentaron reducirlo y no pudieron. Se observa que ningún
estudiante con consumo reciente de marihuana muestra un uso de alto riesgo, aunque alrededor de
un tercio tiene un consumo de riesgo medio, superior entre las mujeres. Si bien son pocos los de 13
y 14 años que consumen marihuana, cuando lo hacen tienen un mayor consumo de riesgo que los
mayores. Los que consumen de manera menos abusiva son los de 15 y 16 años.
Con el objetivo de evaluar los niveles de bienestar psicológico y apoyo social se administraron dos
escalas de medición de estos atributos.
Para la medición del Bienestar Psicológico se utilizó la escala de Bienestar Mental de WarwickEdinburgh, que permite ubicar a las personas en tres categorías: bienestar psicológico bajo, medio y
alto. El 20% de los jóvenes encuestados muestran un nivel de bienestar psicológico bajo siendo este
porcentaje superior entre las mujeres. El porcentaje de estudiantes que muestran un nivel de
bienestar psicológico es superior en el tramo de 15 a 16 años, seguido por el de los de 17 años y más.
Para evaluar el Apoyo social se utilizó la escala OSLO3, y se detectó que casi el 19% de los encuestados
muestra niveles de apoyo social bajo siendo mayor el porcentaje en mujeres que en varones. Los
niveles de Apoyo Social Percibido son superiores entre los estudiantes de 15 y 16 años.
Para finalizar, respecto a la conducta sexual, la mitad de los estudiantes declaran haber tenido
relaciones sexuales, sin distinción por sexo. Como es de esperar el porcentaje que tiene relaciones
sexuales asciende con la edad, produciéndose el mayor incremento entre los 14 y los 15 años. Debe
mencionarse que el 18,3% de los de 13 años y el 27,9% de los de 14 años declararon tener relaciones
sexuales.
Si bien la mayoría de los que tienen relaciones sexuales declaran utilizar siempre anticonceptivos, es
importante resaltar que el 8,5% de las mujeres y el 14,2% de los varones nunca los utilizan, y el 20,1%
de las mujeres y el 25,4% de los varones los utilizan a veces.
Resulta una alerta que los estudiantes de 13 años que mantienen relaciones sexuales son los que en
menor medida declararon utilizar métodos anticonceptivos. Alrededor del 68% de los del resto de las
edades los utilizan siempre, mientras que los que en menor medida respondieron no utilizarlos nunca
son los de 14 y 15 años.
Más de la mitad de los estudiantes que declararon tener relaciones sexuales mencionaron tener
pareja estable, en mayor proporción las mujeres, el 8,5% que tiene múltiples parejas, siendo esta
situación más mencionada por los varones, y el resto tiene relaciones esporádicas, en el caso de los
varones cerca de la mitad.
Los estudiantes de 13 años que tienen relaciones sexuales son los que en mayor proporción lo hacen
con pareja estable, seguidos por los de 14 años. Resulta relevante mencionar que la mitad de los
estudiantes de 16 años mencionó tener relaciones esporádicas, situación que se repite para el 41,8%
de los de 15 años y el 37,7% de los de 17 años y más.
Los que tienen relaciones esporádicas son los que en mayor proporción respondieron utilizar siempre
métodos anticonceptivos mientras que los que tienen múltiples parejas son los que en mayor medida
señalaron que los utilizan a veces.
Con este trabajo, que ha abordado distintos aspectos relativos a la vida de los adolescentes que
asisten a las escuelas de enseñanza media de Las Varillas, se espera haber contribuido a proporcionar
datos que permitan focalizar en políticas públicas basadas en evidencia empírica.