Fuente: La Voz de San Justo
Gerardo Gette (60) fue condenado a prisión perpetua por el crimen de Daniel Casermeiro (61) ocurrido a finales de 2019. El tribunal y los jurados populares le aplicaron la máxima condena, y la única establecida para este tipo de delito. En tanto, la votación entre los ocho jurados populares y los dos jueces técnicos -el presidente del tribunal solo vota en caso de empate- estuvo dividida: 3 votaron por la absolución y 7 por la condena.
La pena coincidió con lo solicitado durante los alegatos por la parte acusatoria, la fiscal de Cámara Consuelo Aliaga Díaz, quien mantuvo la imputación de homicidio calificado por usar arma de fuego y por la alevosía. Mientras que la defensa había pedido que Gette fuera absuelto.
La sentencia se basó en las pruebas que sustentaron el móvil económico en el asesinato del médico ginecólogo y que guiaron la instrucción de la causa: Casermeiro fue ejecutado a traición por una cuestión de dinero y Gette tenía una deuda con él. Los fundamentos del fallo se conocerán el próximo 12 de diciembre al mediodía.
La fiscal Aliaga Díaz consideró que la prueba fue «convincente, fuerte», que «la conclusión del hecho es conducente, el hecho se encuentra acreditado», y que el homicidio «no fue un hecho aislado» sino el «epílogo» de una situación que se venía dando hace tiempo entre Gette y la víctima; que derivó de un vínculo de «dinero y negocio» que existía entre los dos pero además de «plena confianza entre ellos y particular afecto». Aunque también indicó que «ese grado de confianza era proporcional a la exigencia» y que esa relación comercial «se fue de las manos».
«Gette se sintió acorralado» por las deudas que tenía con Casermeiro -alegó la fiscal-. Fue un hecho entre personas conocidas». Y se explayó sobre lo que revelaron las imágenes de cámaras de seguridad; lo dicho por los testigos y las escuchas y entrecruzamiento de llamadas de las que surgió que entre ambos existían al menos «15 líneas telefónicas en común» que interactuaron con mayor intensidad en los últimos tres meses.
El alegato de la defensa
En su alegato, Héctor Flores, abogado defensor de Gette, pidió su absolución por el beneficio de la duda. Insistió con que el móvil económico de una deuda de Gette con Casermeiro se cayó y recordó que durante la investigación «un juez (de Control) ya lo había descartado».
Apuntó ademásque «mucha prueba se cambió» durante el debate y señaló que «nada determina que Gette haya tenido o usado un arma» en su vida.
También halló contradicciones en las declaraciones de testigos, incluidos los investigadores, y apuntó a la parte acusatoria por «relativizar» la prueba y «direccionarla contra el acusado», por «descartar aquello que no le cerraba. Nunca buscaron otra línea de investigación. Buscaron directamente a Gette».
También el abogado dijo que «la ubicación de Gette en este proceso no se puede probar. Son demasiadas dudas. No está probado que Gette estuviera ese día (19 de diciembre de 2019, cuando Carsermeiro desapreció y fue asesinado, según la autopsia del cuerpo) en la zona de Plaza San Francisco y Estación Luxardo, eso es concreto. La certeza que se necesita para encontrar una persona culpable, en este caso no existe».
Asimismo, Flores cuestionó que «no se investigaron las mentiras de Casermeiro que están acreditadas a través de mensajes a su familia, a su secretaria, porque el doctor en el perfil psicológico es bueno».
La última palabra
Gette hizo uso del derecho de la última palabra: «Soy inocente. Con Casermeiro estábamos en el mejor momento de nuestra amistad».
«Me arruinaron la vida, a mí y a mi familia. El doctor Casermeiro era mi amigo y ni siquiera pude hacer el luto», manifestó y aseguró que antes se abstuvo de declarar porque «perdí la confianza en el procedimiento policial» de la investigación al que calificó de «vergonzoso».
«Yo le hacía falta al doctor, no él a mí», afirmó Gette y agregó que «hay muchas cosas oscuras» en torno a Casermeiro, «yo era su confidente, pero él no me contaba todo». Gette insistió con que el médico era su «mejor amigo» y que no tenía motivos para matarlo.
Además, indicó que escuchó «muchas mentiras» durante el juicio y le pidió a los jurados populares que analizaran la prueba porque «el futuro de mi vida está en sus manos».
Hacia el final de la declaración se quebró: «Tengo mucha bronca, indignación y vergüenza. Pasé de ser Gerardín -como me llamaba el doc- a ser Gette el psicópata, el asesino. Tuve errores, como todos, pero no soy asesino ni ladrón».
«Con la muerte del doctor el único perjudicado fui yo, hubo muchos beneficiados -siguió-. La familia no sabía muchos de los negocios que hacía Casermeiro», añadió.
La defensa no adelantó si apelará
«La defensa siempre alegó la inocencia de Gette por no contar la causa con la prueba suficiente que sostenga la acusación contra mi cliente», expresó Flores al dejar la sala luego de conocerse el fallo.
El abogado rescató que no hubo unanimidad en el verdecito (3 votos positivos y 7 negativos) lo que «muestra que en la causa había una falta concreta de pruebas. La investigación se centró en dudas y conjeturas para tratar de cerrar la causa de alguna forma -continuó-. La causa vino siempre mal barajada y con cierto tenor de duda. Hay incógnitas que la fiscalía nunca probó».
Flores señaló que la familia de Gette «tomó mal» la condena, «tenía la esperanza de una resolución favorable». Y adelantó que esperará conocer los fundamentos de la sentencia para decidir si presentará un recurso de en casación.
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